Cuando digo tabaibas, digo…
… tabaibas, pero hay que ser muy -con perdón- tonto, para no darse
cuenta, que me refiero a más, y que la pongo como sustitutivo y generalidad de
todas la hierbas (u arbustos) malas protegidas; y así, entiéndase sinónimo de
tabaiba, todas las basuras protegidas. Les voy a enumerar algunas (pero
discúlpeme el lector no se lo de en latín, pero lo hago, para no caer en la
cursilería y en la idiotez, de los técnicos sabios botánicos):
Tabaibas, como ya
sabemos, y no vamos a repetir sus “bondades”
Retamas, que lo llenan
todo de amarillo en primavera y de tronquera impenetrable todo el año, y junto
con las tabaibas, copan terrenos de cultivo hasta hace poco. ¡Ni las toques!
Escobones, comida para
cabras, ovejas, vacas, conejos, etc., hoy lo llena casi todo a la par de las
dos anteriores, y en primavera parecen almendros invasores en flor o retamas
blancas, y son sus blancas flores, que ahora a nadie alimentan y, ¡no cojas ni
un gajo!
Cañas, que alimento
como los anteriores de animales, cañas y carrizos, hoy invaden cercados de
papas en otros tiempos, avanzando hacia el interior del cercado, dado que
siempre fueron controladas desde todas las orillas de los terrenos todos, los
mismos que se los come y devora.
Zarzas, que moras aparte,
golosina de otros tiempos, con su tinta negra y mejor zumo, hoy rellenando
barrancos, cuando era también comida de animales, cerrando ahora el paso y como
las anteriores, -aparte te puedas arañar- ¡míralas y déjalas, que protegidas,
ocultan pajaritos y lagartos, que se los meriendan las serpientes!
Pitas, que separaban
fincas y señalaban caminos, comida de los mismos animales más arriba citados, y
que si te pica una vas a saber lo que es bueno, por eso y por protegidas, mejor
si te alejas de ellas.
Tuneras…, y no sigo,
porque me cansa y aburre el listado, pero mejor si lo resumo: usted -o tú-, no
toques nada verde, y así se libra de multa y sanción.
El Padre Báez.
--------------------------------------------
Y lo llaman empleo verde, como si el empleo tuviera colores a no ser el negro, pero, metidos a
poetas estos de los dadores de trabajos basura, llegan prácticamente a todos
los rincones de la isla, si bien por el número, no llegan a uno por municipio,
y así nos -o les- luce el pelo, que unos pobres enchufados a una cosa que se
llama foresta, y que quiere decir reforestadores, o plantadores de basura -repito-
andan dando brincos entre Firgas a Arucas, de Teror a Valleseco (donde no hay
nada que reforestar, porque ya se encarga la propia naturaleza, pero ciegos
estos, ni lo ven, ni se enteran), que muy beatos ellos van de santo a santo
como de oca a oca y así de San Mateo a San Bartolomé, y todo ello con personal -nadie
del campo- que en campaña -y no de guerra-, sino de pasar el tiempo, en lugar
de dejar que lo hagan los pocos ganados que nos quedan, se empeñan en hacerlo
ellos de forma infantil y minúscula o de ridícula limpieza, pues se dedican a
limpiar monte y le llaman a eso reforestar,
pues ¡toma!, y ello, no en una ladera sino en toda la provincia, con lo que
alcanza a las otras tres islas, si contamos La Graciosa. Es decir toda una
empresa más que faraónica, acción que corresponde a la cosa citada de la fundación
foresta, que gracias a Dios terminaron ya la última semana de una campaña -repito,
no de guerra- sino de reforestación,
que es algo así como volver a plantar donde nada pega o prende, por el tiempo,
el terreno y la poca o nula experiencia y por dificultades físicas del
personal, como veremos más adelante, personal afortunado donde los haya, al tocarles
en suerte a solo un pequeño grupito, no más de 17 miembros y miembras (más
miembras que miembros), llamados trabajadores, cuando son gente en vacaciones
todo el medio año, que les dura el chollo, es decir la friolera de 150.000
euros echados a perder, sin que europa ni nadie revise y controle la veracidad
de dichas reforestaciones, que
vueltas a ver con el paso de unos meses, nada pegó o prendió como ya queda
dicho y repetido. Trabajos que han consistido entre llamadas telefónicas,
cigarros, comidas, idas y vueltas, y la cháchara entre ellos, y descansos que
en no sudados trabajos han hecho: limpiar, repoblar,
regar, y todo ello tanto en fincas públicas como en las privadas, pues se lo
comen todo, y cuando lo que pudieron plantar fueron árboles frutales, ¡quiá
pallá, so burro!, plantas que den de comer ni una, sino: palos blancos, viñátigos,
acebiños, fayas, brezos, laureles, barbuzanos, madroños, tarajales, y no sigo, porque
me puede dar un infarto, pues ni un castañero, y menos un nogal, sino basuras
(y es la 3ª vez que lo digo), y diligentes, raudos y veloces ellos, en acción
empuercadora de la isla se han movido desde las costas a las más altas cumbres
de nuestra más que desgraciada geografía, sin saltarse las medianías, para que
acción tan maléfica como inútil tenga ejemplo por doquier. Eso sí, como son tan
nacionalistas, salvo los madroños madrileños, todo lo demás es de la flora del
lugar, germinadas -¡me salió fino!, ¿no?- en los viveros de basuras que tiene
el cabildo, repartidos dando trabajo a otro puñado de pobres trabajadores en
producir maleza, con lo cual gobierno de canarias y cabildo de aquí se dan la
mano, pues al fin son lo mismo y de la misma planta, hablando de plantar hierbajos
y la dicha maleza, total para nada. Que, el reducido -gracias a Dios- pobre personal salido del paro, para
parar la isla, no solo son trabajadores sino aprendices, ¡pues así habrán sido
las obras!, obras de aprendices, que así pueden llegar al rango de
profesionales o técnicos (¡y callen los ancianos y sabios del campo y pueblos!),
en jornadas reducidas a media hora de trabajo, si es que llegan a los 30
minutos, si descontamos traslado, descansos, comidas, llamadas por el móvil,
conversaciones entre ellos, el ir al baño o servicio, a defecar u orinar, si
descansan y recogen, me parece generoso concederles media hora de jornada, que
multiplicadas por seis meses, no se si llegan a un par de días en total, que no
irán más allá de tres en el mejor de los casos, digo, que los formaban para
cumplir con tan alto cometido a la par que ejecutaban, aprendiendo a usar
maquinarias, técnicas, cooperativismo, y más cursos de parecidas
características como las recién señaladas. Pero, seamos precisos y concisos, y
digamos toda la verdad, y ello en cuanto al reducidísimo y minúsculo grupo de
afortunados, los 17 plantadores y demás hierbas (o yerbas) que provenientes de un
largo paro, hasta que fueron contratados para andar entre riscos y barrancos,
alturas y peligros, no a jóvenes y atletas, sino a personas que pasaban los 55
años muchos de ellos, siendo más de la mitad señoras, que dejando sus faenas
caseras o domésticas y en ellas a sus hijos en edad de trabajar, iban ellas,
sin saber previamente lo que es una jose, y menos una azada, y si lo sabían,
ignoraban cómo usarlas, por ser damas de la capital, donde ni azadas, ni joces,
son útiles salvo que vinieran de los huertos urbanos. Pues, amigos esto es lo
que hay, esto es lo que tenemos. En cuanto a los varones, en menor número de
entre los 17, la procedencia de muchos de ellos más que ser del campo o hijos
de campesinos, fueron llevados al campo viniendo ellos del mundo de la
construcción. Pues así la cosa, ¿cómo van a prender o pegar lo que plantaron y
además ahora abandonados al inclemente sol y calor del verano, y ya sin riegos?,
y Europa sin enterarse, en dónde y cómo tiran el dinero por estos lares…
El Padre Báez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario