zancadillas

Mes de mayo (día 30), mes de María…

Mes de la flores, mes de la flor más hermosa…

María, con S. S. Francisco…

María en La alegría del Evangelio (Evangelii Gaudium)…

… 252 […]… Nunca hay que olvidar que ellos, “confesando adherirse a la fe de Abrahán, adoran con nosotros a un Dios único, misericordioso, que juzgará a los hombres en el día final”. Los escritos sagrados del Islam conservan parte de las enseñanzas cristianas; Jesucristo y María son objeto de profunda veneración, y es admirable ver cómo jóvenes y ancianos, mujeres y varones del Islam son capaces de dedicar tiempo diariamente a la oración y de participar fielmente de sus ritos religiosos…

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Ta-taba-tabai-tabaiba…

 

… las travas que el campesino encuentra frente a las tabaibas son infranqueables, ante una férrea y absurda defensa de algo tan dañino como es la tabaiba envenenadora. Cuando alguien quiere volver al campo e iniciar una actividad agrícola o ganadera, en lugar de ayuda encuentra la prohibición y multa si hizo algo sin permiso; permiso que al 100 %, siempre es denegado aunque te lo mandan a solicitar, en una burocracia estéril, que no está al alcance del analfabeto o poco culto hombre del campo a pesar de su sabiduría por la universidad de la vida y por la tradición que mantiene. No, no encuentra cooperación alguna de institución alguna. Hombres del campo, con los brazos cruzados. O manos en los bolsillos. Hay un seguimiento duro, inhumano  y brutal contra el campesinado por si mueve un pajullo, o una piedra, ¡les caen con la ley encima, y multa que te pego! No, no te abren el campo, ni te dejan tocar la tierra, cual si fuera -¡y lo es!- sagrada (salida de las manos de Dios, a favor de los hombres [pero el cabildo la tiene toda a su favor, para la tabaibas y consiguientes consecuencias]). Ya no se ve a nadie trabajar en el campo. Sin la agricultura y ganadería exterior, moriríamos; pero, esa misma importación de lo que comemos, todo de fuera, nos va a matar. El cabildo prioriza a las tabaibas frente a los tabaiberos (antes canarios). Avanza el dominio de la tabaiba, que va a más y más, sin parar, y sin que la paren. No tenemos derechos sobre la tierra, nos los han robado las tabaibas y quienes las defienden a capa y espada. Se multiplican los pobres, al ritmo que crecen y aumentan las tabaibas. Cada vez más, crecen los que viven en la pobreza (y la leche de tabaiba no se puede tomar, ni con ella hacer queso). Aquí, unos pocos, son muy ricos, gracias a las tabaibas…

 

El Padre Báez.