Mes de mayo (día 26), mes de María…
Mes de la flores, mes de la flor más hermosa…
María, con S. S. Francisco…
María en La alegría del Evangelio (Evangelii
Gaudium)…
… 104 […]… En la Iglesia las
funciones “no dan lugar a la superioridad de los unos sobre los otros”. De
hecho, una mujer, María, es más importante que los obispos. Aún cuando la
función del sacerdocio ministerial se considere “jerarquía”, hay que tener bien
presente que “está ordenada totalmente a la santidad de los miembros del Cuerpo
místico de Cristo”…
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O acabamos con las tabaibas…
… o nos come la pobreza. San
Juan XXIII, en su encíclica Pacem in terris, habla de: “… emplearse por el bien común…”, lo
cual implica el bien de todos. Hay que romper esa protección de las tabaibas,
que nos llevan al hambre. Hay que dar un vuelco a esta realidad absurda y sin
sentido. No podemos dejar la tierra a merced de una planta que nada nos aporta
y que impide toda otra actividad propia del campo (agricultura y ganadería).Con
la sola tabaiba, es imposible ningún comercio. Hay que desterrar las tabaibas
de nuestra tierra. Hay que cambiar las tabaibas, por plantas que nos aporten
beneficios. Por otra parte, hay que poner en el centro al hombre, y no a las
tabaibas que lo desplaza. Las tabaibas, agudizan la crisis; pues ellas, no
remedian nada. En el mercado, no encontramos nada que salga de las tabaibas, y
ellas, lo llenan todo, sin producir sino una leche envenenada sin utilidad
alguna. Las tabaibas, ni son desarrollo alguno, ni nos sostienen. Para poder
tener un mínimo de agricultura, hay que reducir el número de tabaibas y
desaparecerlas de terrenos de cultivo hasta hace poco, y recuperar tierras que
nos alimenten. No vivimos gracias a las tabaibas, muy al contrario: por culpa
de las tabaibas, nada se cultiva. Si en tu terreno donde antes plantabas papas
o trigo, se han nacido algunas tabaibas, ya no las puedes arrancar, porque si
te denuncian, o porque lo tienen todo fotografiado, van en busca de las
tabaibas arrancadas, te desgracian. Y urge frenar el avance ilimitado de la
tabaiba, que devora libre a sus anches
toda tierra, pues todo el terreno es suyo…
El Padre Báez.
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