acabar

Mes de mayo (día 23), mes de María…

Mes de la flores, mes de la flor más hermosa…

María, con S. S. Francisco…

María en La alegría del Evangelio (Evangelii Gaudium)…

…

Madre del Evangelio viviente,

manantial de alegría para los pequeños,

Ruega por nosotros.

Amén. Aleluya.

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Demoledora tabaiba…

 

… según numerosos testimonios de gente del campo, la tabaiba ha sido y es su mayor desgracia. Es un procedimiento recaudatorio sin precedente en la Historia; una cantidad ingente de agentes vigilan a los pobres campesinos a ver si agreden a alguna tabaiba, para caerles con la ley encima, sin contemplar consideración alguna. Se está en contra del campesino, y a favor de la tabaiba. El hombre del campo, se siente prisionero de las tabaibas. Se pasea el hambre y la muerte por nuestra tierra, y nos torturan con la sola tabaiba. Mientras, reina el silencio de los medios de comunicación, volcados en darnos crónicas deportivas, sin que a nadie interese el tema, salvo a un 0,05 % de la población, según rigurosa estadística, pues ni del fútbol -y menos del balón cesto- se vive, salvo un ridículo y mínimo porcentaje de los dedicados a ello, pero nos lo meten a todos todas las horas del día y todos los días del año, sin más, para idiotizarnos y no veamos otra cosa. El campo, está detenido, no me refiero a los de deporte. El otro, el que pudiera dar de comer y trabajo, con agricultura y ganadería, está bajo un riguroso control, para que nadie haga algo. Repito: control absoluto. La comida, viene toda de fuera; y sin millo, nos hablan del gofio tabaibero (o canario). Aquí, los gobernantes, gobiernan en contra de la población, a la que se la castigaron con solo tabaibas y nos engañan con huertos en las escuelas, y entre coches en la urbe o ciudad. La agricultura no se practica en patios de recreo, ni entre la contaminación de las calles. Lo nuestro, no tiene parangón en el mundo. Y lo malo es, que la escala va a más, sin freno ni control, mucho menos la erradicación parcial o por zonas, hasta dejar una sola reserva simbólica, sin más. Se trata, obviamente de una dura y pura violación contra los derechos más elementales.

 

El Padre Báez.