Mueren cabras tiroteadas, ¡y
nada!...
... pero, muere una cigüeña, y es notición. ¡Vaya prensa
de basura -como sobre la que hacen las cigüeñas sus nidos-, que lo de las cabras
de pasada, y esta muerte de una cigüeña, con todos detalles y amplitud! No
citaré el medio, para no humillarlo, pero que se ocupen de esta muerte -¿será
porque trae los niños?- y la de las cabras que nos amamantaron y de ellas el
mejor queso y estiércol para la tierra, ¡nada! Pues, ahondemos en la importancia
de esta muerte, y olvidemos la de las cabras.
Que, incluso sin saberlo a ciencia
cierta dicen que seguramente en el desierto de Mauritania (nuestras cabras por los riscos, y laderas,
montañas y barrancos); que la cigüeña, era blanca (nuestras cabras marrones (canelas), negras,
rucias, floridas, etc.); que la cigüeña, había viajado más de
25.000 kilómetros (más nuestras cabras, ¡mucho
más!); que la cigüeña estuvo cerca del Senegal, a donde iba a
invernar, desde La Rioja donde habitaba (las cabras por Gu-Guy, Tamadaba, Tirma etc.,
desde los corrales de sus dueños, de los que se escaparon a los
riscos); que por su GPS, que cargaba a su lomo, la pobre hundida
por el peso dejó de volar y probablemente haya muerto (nuestras cabras, porque dicen -mentiras- se
comen los pinos que ellos plantan, los del cabildo); que a la
cigüeña en cuestión les daba información sobre sus costumbres migratorias (las cabras nos informan que no en corrales,
sino libres es como deben seguir y estar, dada su naturaleza, y bien lo dice el
refrán: la cabra tira pál monte, pal
risco); la cigüeña, regresaba en invierno desde el Senegal
a Alfaro (las cabras pasan toda su vida en los riscos,
donde no molestan, no se plantan, ni hay pinos, y si los hubiera ni los
probaban); este año la cigüeña regresó a su casa tres semanas más
tarde, y encontró su nido ocupado, con lo que este año no pudo criar (las cabras puntualmente y gracias a cabrones
muy cumplidores dan cada año por estas fechas y antes hasta tres y cuatro
baifitos de un parto); en agosto pasado la cigüeña regresó a
África 900 kilómetros de desvío hacia el interior (las cabras siguen saltando felices por riscos
y laderas, hasta que el cabildo mata a toda la que alcanza a ver);
en septiembre -hace tres meses- la cigüeña, no se movía del lugar, sin avanzar
(nuestras cabras siguen entre riscos y
barrancos, cada vez menos por las que ha matado el cabildo); dado
que en octubre ya no emite, se sospecha, que presuntamente ha muerto la cigüeña,
en medio del desierto (nuestras cabras mueren asesinadas junto a los
caminos y las encuentran los senderistas, pastores, corredores, etc., por
cualquier sitio); nos deja la cigüeña el siguiente dato científico
y de valor trascendental y de suma importancia: jornadas hacía de hasta de 450
kilómetros (nuestras cabras, las que siguen vivas, se
mueven kilómetros y kilómetros buscando agüita, yerba, sombra, sol,
etc.). A un servidor, la vida de las cigüeñas, le trae sin
cuidado; la de las cabras, me parece vital, histórico, etnográfico, identitario,
moral, espiritual, etc., etc.
El Padre Báez, parodiando o comparando la amplitud de
noticias que da según qué prensa nuestra sobre una cigüeña, y la nula o muy
escasa información sobre las cabras. Pues, ¡eso! Coman huevos de cigüeñas, en
lugar de queso y leche de cabras. ¡Digo!
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“... los reyes de Cádiz y de las Islas Canarias
(Tabaiberas, ahora), le paguen tributo al Rey y Señor...” (salmo 71).
P.D.- No olviden leer la carta que recibí de Bruselas
(mi mejor regalo de Reyes, que comparto con
ustedes).
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