¿Dónde están las cencerras?...
... sí, me refiero a las que tenían las falsas cabras
guaniles y que el miedoambiente o el cabildo -que es lo mismo- mataron entre El
Valle de Agaete y Tamadaba. Y si pregunto por estas cencerras, es porque es la
señal más clara, que esas cabras tenían dueños, que tienen dueños. Y la
información, me viene dada hasta por tres pastores del dicho Valle, que
literalmente dicen: “... las mataron, les quitaron las
cencerras, y las dejaron tiradas a orillas de los caminos...”
Esas
cencerras robadas -presuntamente- por el cabildo, realmente no sabemos por
quién, pero es fácil suponer, era como quitar o borrar pruebas acerca de la
procedencia y dueños de esas cabras (que hecha la pertinente “autopsia” por el
cuello sin pelo, es la señal inequívoca y cierta, las cabras matadas las
tenían), que si por tanto tenían cencerras, no eran -¡ni mucho menos!- cabras
guaniles o asilvestradas. Argumento éste, que nadie ha dicho, y que revelado por
pastores del dicho Valle, ponen en mayor sinvergüencería -para llamarlo de forma
delicada-, al cabildo mata cabras, que además de matar, roba; justo lo que
confiesan la gente de bien, sacramentalmente, cuando al cura le dicen en secreto
de confesión: “¡Padre, yo..., yo, ni robo, ni
mato!, con lo cual te están diciendo es persona buena, que ama a Dios
creador de todas las criaturas -incluidas las cabras-, que aman al prójimo, y
cumplen sus deberes; casi siempre obstaculizados por los del
miedoambiente-seprona-cabildo, que los vigilan, controlan, prohíben, frenan,
amenazan, visitan..., ¡y multan! Pues, lo de las cencerras clama al cielo, y no
con sones bucólicos de lirismo romántico, sino de una señal clara, que esas
cabras, portadoras de las mismas, tenían dueño, y ni asilvestradas, y ni
guaniles, sino que están barriendo desde el cabildo, como así lo confirma el
pastor Francisco, de Tejeda, que todo el entorno del Bentayga, el Nublo, y hasta
La Higuerilla, y sus barrancos, desde El Espinillo, va a ser declarado BIC, con
lo que tendrán que salir de la zona toda cabra que se precie o ¡tiro al blanco
[o al plato]!, y multa que te pego, con lo que se ve claro, cuál es el objetivo
del cabildo, convertir una isla ganadera y agrícola en un solo campo de deporte
donde correr, correr, y correr, sin tener que ir a apagar fuego alguno, ni huir
a escape del mismo; y de paso, llenarlo todo de pinos, ¡eso, y después,
comeremos pinocha, con leche de tabaiba! Tome nota de la
receta.
El Padre Báez, que en esta ocasión, dando un paso más,
aporta la novedad en el caso de las cabras -todavía impunemente, mientras
esperamos la acción lenta de la justicia- eran portadoras de sendas cencerras,
con lo cual cae por el suelo la mentira de dar caza a cabras guaniles, sino a
toda cabra suelta que se cruce en el camino con estos más que facinerosos (por seguir utilizando un
lenguaje sin faltar). Aunque dicho sea en honor a la verdad,
ayer, Expedito, cartero él (fui a por unos sacos de estiércol [con Eva su esposa
y Alberto su hijo, tienen en Tirajana un centenar largo de vacas]), me contó que
las cabras guaniles, muchas son echadas por sus dueños al campo, y luego las
recogen -las tienen marcadas- con sus crías; también me contó, que gracias a
Medio Ambiente -no siempre hablo mal de ellos- se está acabando con la
especulación, y me puso el ejemplo de alguien que compra un terrenito, lo valla,
pide para un cuarto de aperos, y si le costó un millón, lo vende por catorce o
más, y siempre a extranjeros; pues lo pone en venta en anuncios fuera, con lo
cual se nos llena esto de foráneos, que cambia aquello en un chalet y finca, y
que Medio Ambiente con sus controles, y pidiendo permisos y otros documentos
están prohibiendo o impidiendo estas prácticas. Pues toda vez lo
cortés no quita lo valiente, dicho queda.
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“... nuestra
exhortación no procedía de error o de motivos turbios, ni usaba
engaños...” (Ts. 2, 1-13. 19-20). / “... tened cuidado del
rebaño...” (Hch. 20,
28).
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