martes, 7 de abril de 2015

entre el glifosato y las tabaibas...

Entre el glifosato y las tabaibas, acaban con el sector primario (¡y hasta con el humano!)…
“... huyes... te echas atrás...” (del salmo 113 A).
“... dijo Jesús: No tengáis miedo...” (de la tercera antífona de Vísperas de la Octava [Domingo de Pascua]).
“... unos soberbios... una banda de insolentes... atentan contra... (la) vida...” (del salmo 85)
“... esta generación perversa...” (de los Hechos de los apóstoles 2, 36-41).
“... carneros... bueyes y cabras...” (del salmo 65).
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Esto es, lo que me dice el buen y mejor amigo José Ramón Moreno, de Moya, que responde por “el campesino” y tras Tamarán:
Estimado amigo Padre Báez:
La verdad es que no me ha sido nada fácil escribir estos renglones, esto exige un estudio más profundo y un nivel superior al mío para hacer un buen trabajo, ya usted verá -si tiene tiempo- y le puede sacar más provecho a esto que le envío. Entiendo que ahí hay materia para varios artículos o comentarios suyos; con ese ánimo se los envío”.
Pues, en base a tan amplia información, hago resumen -aunque el mismo José Ramón, pudiera hacerlos y hasta mejor que un servidor-, dada su sensibilidad con todo aquello que suponga una injusticia, atropello, abuso, etc.

Monsato (la multinacional transgénica -incluido el glifosato- es el origen de deformaciones genéticas, incluido el cáncer entre muchas otras a todos los niveles [hortalizas, frutas, animales y personas]) ayudada por los gobiernos asesinos y que corruptos nos mal gobiernan, entregándoles nuestra madre tierra al glifosato -y otros venenos- que nos enferman y matan.
Para nuestra mayor desgracia la prensa local (loca o esquizofrénica, vendida al poder), bendice y ensalza a Monsato y a su glifosato, defendiendo con ello el crimen, y ello con la colaboración del cabildo que lo ampara y extiende por todas las orillas de las carreteras de la isla. Y así, a la par que persigue a todo campesino, para rematarlo, les pulveriza las orillas de las carreteras por donde el tránsito humano y paso del ganado, dándose con ello el crimen de los pastores y la desaparición de sus ganados, siendo ésta la única ayuda que el campesino recibe del cabildo: la muerte de ellos y de sus ya más que escasas ovejas.
Ante tales atropellos del cabildo, el hombre del campo se encuentra en la indignación y la impotencia ante los que los quieren exterminar, sin más. Y así, los asociados al cabildo (la prensa o medios de comunicación), nada dicen, pues son colaboracionistas, o dejen de percibir publicidad y órdenes que cumplen ciegamente, callando y silenciando así al protagonista de sus acciones criminales: el campo y el campesinado.
Algunos ejemplos sin más: Te reforestan la montaña de Arucas -y mil otros lugares- , y te la dejan secar, como todo el paripé de lo que hacen para engañar al personal y echarse buenos fajos de dineros a los bolsillos que no son investigados ni por justicia ni por policía alguna, quedando impunes y libres.
El mayor enemigo del campo grantabaiberil, es decir el cabildo perseguidor del campo y del campesinado que desgraciadamente sufrimos, es el primero en no cumplir la normativa de los distintos ajuntasymientos que prohíben las fumigaciones con glifosato, actuando dictatorialmente y saltándose a la torera cualquier norma que contradiga sus sucios negocios y pérfidas acciones (a todos los niveles).
Los que investigan contra el cáncer, saben y dicen -no se les hace caso- que el glifosato daña por igual el ADN y a las células (produciéndoles cáncer), pues a pesar de ello, nos fumigan o acaban.
Y a pesar que en la mayor parte de europa (la que nos manda proteger las tabaibas, y el cabildo sí que les obedece), no utilizan el glifosato, se abren (cuales prostitutas) al TTIP norteamericano, donde el glifosato es de los menos dañinos comparado con lo que nos van a echar encima, saltándose toda normativa preventiva y prohibitiva de prácticas asesinas y criminales contra personas y tierras.
Afortunadamente hay ya algunos nombres propios que han saltado tímidamente a los medios, como el de un tal Palomo de segundo apellido, de nombre Rafael (como mi difunto padre), y González por su padre, que adueñado de su Fitonovo empresarial hizo cuanto le vino en gana y más en la más que dañada: ¡Anda, Lucía! (¿me entienden, no?). Pues que la valiente jueza Mercedes Alaya, ha frenado.
Sin nombre, que pretendan acabar con los pobres del campo ¡a fumigaciones a diestro y siniestro (ambas orillas de las carreteras, por donde la gente y el ganado)!, y por si era poco todos se vendan a la Monsanto para que todo sea transgénico y explosivo exterminador. Y así “Umbrella” sombra en latín, (haciendo mención a su intención fundacional) es el nombre de quien -como corporación- va a destruir: con armas, “medicinas”, alimentos, etc., cuanto se le ponga por delante: el mundo y la humanidad.
Curioso haya dinero para estas prácticas innombrables, y no para el sufrido y escaso campesinado. Pues ya vemos y sabemos a quién ayuda el cabildo y similar gobierno. Para estos energúmenos solo existen campos de fútbol, desde donde idiotizar a toda la población (mujeres, hombres, jóvenes y niños), donde como en cloacas echan los millones de euros, de donde maman, estafan, desvían, etc., y donde ésta, más que mafiosa y estafadora clase política se embolsan lo que debiera ir a otros campos (los de cultivo y ganadería), pero nos engañan con la cantera futbolera cuando después se surten del carísimo negocio deportivo mundial; pues ¡ni eso!: todos los campos abandonados.
Que sabido es, si destinaran el dinero que gastan en lo dicho y más, en el campo: se acabaría con el paro, con la importación, con el robo, con la enfermedad, con… pero como es lógico -para ellos- se les acabaría el buen vivir, vivir del cuento, vivir de matar, vivir de robar, vivir de la corrupción, vivir de… de no dejar vivir.
El Padre Báez.
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A veces, me da vergüenza poner ciertos correos, pues creo exageran, que con ser cierto lo que dicen, pero...

Felicidades Padre Báez, nuevamente por su lucha incansable y loable labor en pro del desarrollo holístico y dignificación de las personas.

(G. A. G. M.).

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