Derroche tabaibero en el
Gran Tabaibal...
“... cambió la suerte... nos
parecía soñar... cambie nuestra suerte...” (del salmo
125).
“... que trabajen para que
todos podamos vivir...” (de las preces de Vísperas del miércoles III del tiempo
pascual).
“... no quede yo nunca
defraudado...” (del salmo 30).
“... ¿quién podrá
resistir?...” (del salmo 129).
“...enmudecía y no abría la
boca...” (del libro de los Hechos de los apóstoles 8,
26-32).
“... se desvían... sus
proyectos son engaño...” (del salmo 118).
“... han entrado... han
reducido... a ruinas...” (del salmo 78).
... el que supone, que
cuadrillas de hombres y mujeres con azaditas pequeñas o raspaderas, estén
diseminadas por parterres, rotondas, orillas de las carreteras, etc., matando
-arrancando yerbitas (y salvando tabaibitas)- las que de no ser arrancadas, el
sol cercano de días fuertes y lejos de lluvias,
se encargan -por imperativos de
la estación o tiempo- de secar de forma natural y a desaparecer en cuanto el sol
las achicharre, como es preceptivo y normal, y que si fuera el caso que aguas de
mayo, las refrescara, y aún así arrancadas, volverían a nacer o a salir, pero es
que como consecuencias, vamos a tener esas sacas blancas con fonditos de hierba
casi retal y seca, cual si estiércol o abono fuera, y con piedras y palos, ramas
y papeles, botes de cervezas y botellas de aguas, esperan a que esos camiones,
algunos esperando el acontecimiento final a pie de obra, o permanecen a la vista
como monumento a la imbecilidad o idiotización mayor a la que ha llegado este
pueblo, o sus gobernantes, que gastan millonadas en acción tal inútil, sin
conseguir con ello ningún bien común o comunitario porque si es por estética lo
que buscan, mejor con hierbas -que simulen césped- y si algún bien económico y
que remedie el hambre, la crisis, la pobreza, esas mismas cuadrillas, en lugar
de arrancar yerbitas con móviles, y almuerzos a media mañana, con chácharas y
conversaciones, y con el hacer que hacen sin hacer nada, digo, ese dinero fuera
invertido -y pagado a las mismas cuadrillas- en que hagan surcos y planten
papas, o siembren chochos (no me mal interpreten) ¡otro gallo nos cantaría!, pero no
señor, por las orillas de las carreteras con ropas reflejantes, que llaman la
atención en acción de la que ningún bien se sigue para la población o para
nadie, salvo para capataces, mandamases y enchufados en operaciones tales, donde
señoras capitalinas, que nunca han cogido un puño de yerba para cabra alguna y
nunca en sus manos unas hoces (jose) tuvieron, con hombres igualmente
capitalinos (de manos finas como las de las féminas -y por eso guantes tod@s
ell@s-, con manos en cigarros y discusiones futboleras se lo llevan a sus casas
sin sudar la camisa. Y a todo esto,
se sigue que en lugar de promocionar el cultivo en el campo, en el medio rural o
rupestre, el cabildo abandonado por Bravo, ¡y Dios nos libre del que va a venir,
que me lo huelo!, nos divulgan extensionagrariamente (¡mentiras!), jornadas de
huertos en la ciudad, en plan de formar o educar en agricultura entre tubos de
escapes de coches, camiones, guaguas, motos, etc., en lugar de dejar al
campesino cultive en el campo-campo y se lo prohíben y multan si lo hace; pues
ya debieran declarar paisajístico el “terreno” urbano y dejar libre de esa
calificación el campo y se pueda desarrollar en el mismo las actividades propias
del sector primario; que estos cabritos -por no decirlo en grado superlativo,
que también-, quieren trasladar a la ciudad, con sus huertos urbanos, y pasar
así de la agricultura del campo a la agricultura en la capital o urbe (ciudad o
ciudades). Es decir, nos dan charlas formativas a posibles agricultores entre
edificios y dan palos de muerte a los agricultores reales en el campo. Total, un
mundo al revés, consentido y silenciado por Medios y políticos del tres por cuatro, que no tienen idea
de dónde está la madre del cordero en
referencia a salir de la crisis (la vuelta a la agricultura y ganadería) que
debieran abrir los ojos al populacho, y se los cierran con fútbol, y mensajes
políticos falsos y mentirosos.
El Padre
Báez.
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Pienso, que habría que
hacerle caso, sin más. Esa es la solución, y no hay otra. ¡En ello estamos:
primero mentalizando! Y a ver si se les quita el miedo, ¡y se unen! El Pobre
Paco Díaz, q. e. p. d., no lo logró, por más que lo intentó. A ver si a la
segunda va:
Que se unan y
luchen: no se puede estar toda la puta vida llorando, y cuando llegan las
elecciones dejarse de sacar fotos con sus tiranos y después votar por ellos.
Todo cambio y toda conquista dependerán de una actitud rebelde o sumisa, no hay
más (Isidro Santana León, [autor de varios libros, y de canciones protesta, es
-como un servidor- independentista]).
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