Telde
tabaibero...
“... acallo y modero mis
deseos...” (del salmo 130).
“... el protocolo que nos
condena(ba)... en nosotros toda clase de esclavitud...” (de las preces de
Víspera del martes III del tiempo pascual).
“... me persigue(n) a
muerte... empuja(n) mi vida... me confina(n)... recuerdo los tiempos antiguos...
el camino que he de seguir...” (del salmo 142).
“... estad alerta, que
vuestro enemigo... como león rugiente, ronda buscando a quien devorar...” (de la
primera carta de san Pedro 5, 8-9).
“...una violenta persecución
contra... todos...” (del libro de los Hechos de los apóstoles 8,
1-8).
“... soberbios se levantan
contra mí, una banda de insolentes atenta contra mi vida...” (del salmo
85).
“... traman mi daño... se
ríen de mí...” (del salmo 69).
“... salió humo... el humo de
un gran horno, y con el humo... se oscurecieron el sol y el aire... del humo
saltaron a la tierra... daño a la hierba... a los hombres...” (del libro del
Apocalipsis 9, 1-12).
“... vigilad: pues no sabéis
cuándo...” (Jesucristo, en el Evangelio de san Marcos 13,
33).
... por donde el pastor
Manuel o Manolo, que paso a su vera y lo veo con el viejo tractor -sucedió ayer
día 21 de abril de este año 2015-, cogiendo tierra de un lado y echándola al
otro, en acción sin sentido, y a la altura suya ambos paramos para el pertinente
saludo y petición de estiércol a la vuelta pues subo a almorzar a casa de un
matrimonio amigo y que al regreso cargo en sendos cacharros estiércol, a lo que
me dice:
“¡todo el que quiera Padre
Báez!”, y le pregunto qué hace y malhumorado me dice le acaban de poner los
guindillas de Telde una multa de mil euros (1.000,00 €), le pregunto por qué y
me dice que echaba humo, sin llamas los rastrojos que ardían en brasas, limpiando algunos restos de comidas del
ganado, y que les dijo que echándole tierra se apagaba todo, y le dijeron la
multa tenía que pagarla, se fueron y al rato se les presentó después -ya apagado
todo- los bomberos, cuando -repito- ya ni fuego había, ¡ni humo, ni señales de
fuego alguno (con lo que tendrá que pagar también el paseo de éstos)!, pero que
dada la fecha y en aquel paraje sin vegetación alguna, la tierra limpia -por la
acción de cabras y ovejas- y ni un pajullo que pueda arder en explanadas y
riscos limpios ,como el escoplo y a la redonda por más de un kilómetro, por la
acción de cabras y ovejas, y ¡multa al canto a quien pasa miserias y calamidades
para sacar adelante su rebaño y familia, y a duras penas! Pues, ¡estas tenemos
amigos! Así estimulan y ayudan al pastor, a la ganadería, que no sacan para
vivir, y tiene que pagar multas severas, por un poco de humo. Juro por lo más
sagrado, que intenté ver de dónde el fuego -a la vuelta- y se me saltaron los
ojos, porque -tal vez por la acción del tractor que tapó totalmente el lugar
donde ardía algo, que ni señales pude encontrar o restos del fuego. Y es así,
como tratan a los pocos pastores que quedan; menos quedarán y es justo lo que
buscan o pretenden: amargarles la vida, aburrirlos hasta que cansados abandonen,
y dejen el campo libre, sin ovejas, sin cabras, sin pastores, sin vida, porque a
todo lo que se mueva, ¡palos! Pues, pobre Manolo, el pastor del Barranco de
Silva, que en lugar de ayudas, le dan palos de muerte. Fuego, para limpiar de
maleza la explanada sin nada que pueda arder, que por otra parte, dada la época
en la que estamos, nada arde al estar todo verde, pero es que ni hierba, ni
arbusto, ni nada, sino las omnipresentes tabaibas que cuales vigías se
enseñorean por los perfiles altos y laderas de la zona, que sabido es las
pezuñas de cabras y ovejas arrasan con todo y solo dejan la tierra colada e
imposible nada arda, sino que limpiando el lugar de palos, leñas, ramas, restos
de comida, etc., que se enredan en la lana de las ovejas, y con el fin de
limpiar, y sin posibilidad alguna, y ni remota de que algo arda, ¡mil euros de
multas por parte de los guindillas!, y cuando llegan los bomberos, ni fuego, ni
humo, pero la salida y vuelta, la tiene que pagar el pastor Manolo o Manuel, al
que en lugar de premio y ayuda, le dan palos de muerte y castigan por limpiar su
terreno, para que los animales no se enreden entre palos y ramas secas, y sin
verano encima y con solo la tierra seca y vacía sin posibilidad de que algo arda
salvo la amontonada de restos de ramas secas, ¡multa y castigo que te pego! ¿Qué
futuro le aguarda con este panorama a la profesión de pastor? Tejeda, Moya,
Telde... ¡van a por todos, a por todas! Se han subido y son como el macho de las
cañadas, y ¿quién para a esta gente?, ¿quién se ocupa de este tema en Medio
alguno?
El Padre
Báez.
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Viniendo de un gran
periodista -como el que firma-, como que alienta y anima a uno a seguir por este
camino de verdades, que otros de su misma profesión, ignoran y no ven, y de
ellas nada dicen. Al menos Don Antonio Cruz Domínguez hace suyas las mías; que
otros, ni me citan ni reproducen; pues, ¡les costarían el empleo y
sueldo!:
¡Qué gran verdad, amigo y hermano Padre Báez; qué gran verdad! Un
abrazo. Antonio Cruz Domínguez.
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