POPURRÍ 560:
En el Año de la Fe (184): La Fe, es la visión interior (según Dios).
Al habla el historiador (184):
Los sevillanos deben a los guanches...
Como los aragoneses...
... la jota.
Esos saltos son nuestros...
... ellos los tenían (sus bailes) sin saltos, que los incorporaron.
Perdura pues, la huella guanche...
... en el mundo.
Nuestra cultura en pañales...
... es ignorada.
No, no es extraño el folklore andaluz...
... que es nuestro.
Así lo recogió también Gaspar Sanz...
... en Nápoles.
Cuando el mundo descubra nuestra cultura...
... sabrá que nunca hubo otra igual, ni mejor, ni mayor.
Y ello, más allá del baile...
... en lo que como en todo eran grandes maestros.
Así lo demostraron...
... en todas las manifestaciones que nos dejaron.
Sabemos de su moral, filosofía, derecho, justicia, gobierno, etc...
... en nada, inferior a la de los que nos visitaron.
Pena, que sigamos otras culturas...
... ignorando la nuestra.
La nuestra, por desvelar...
... y mostrar al mundo.
Lamentablemente, tenemos organismos arqueológicos dedicados a romper esas maravillosas riquezas del patrimonio...
... deformando –como en Agaete- tumbas abovedadas en auténticos quesos de piedra.
Cuando no, metiendo planchas de hierro...
... sin venir a cuento, sin ton, ni son.
Y lo malo, que nadie para ese desaguisado...
... y hablan de más “restauraciones”. Y es verdad, porque restan.
Y desaparecen tesoros...
... que nunca son mostrados al turismo, del cual tanto hablan.
Momias y sarcófagos en maspalomas...
... en naves, que dan pena, y es solo un ejemplo.
Celebramos pues, la feria Guanche o Canaria en sevilla...
... y también aquí (en abril).
Y, a cada uno...
... lo suyo.
En el Juncal de Tejeda...
... todavía bailan como los guanches (memoria colectiva; con saltos y brincos, como los que llevaron los esclavos a sevilla, aragón, Nápoles, etc.).
-----------------------------------------
“... que tu pueblo, Señor, exulte siempre al verse renovado y rejuvenecido en el espíritu, y que la alegría de haber recobrado la adopción filial afiance su esperanza de resucitar gloriosamente...” (De la oración de I Vísperas).
“... tú, Señor, has puesto en mi corazón más alegría que si abundara en trigo y en vino...” (Salmo 4).
“... que mañana, ya al clarear el nuevo día, la celebración del domingo nos llene con la alegría de la resurrección de tu Hijo...” (De la oración de Completas).
“... mi corazón se alegra. Aleluya. Y te canta agradecido. Aleluya...” (Del versillo y respuesta al Oficio de lectura).
“...éste es el día en que actuó el Señor: sea nuestra alegría y nuestro gozo. Señor, danos la salvación; Señor, danos prosperidad...” (Salmo 117).
“... Hijo del Padre, maestro y hermano nuestro, tú que has hecho de nosotros un pueblo de reyes y sacerdotes, enséñanos a ofrecer con alegría nuestro sacrificio de alabanza...” (De las preces de Laudes).
-------------------------------------------------------------------------------------------
Silencio en el campo:
- ya no se oye nada en el campo: está muerto
- ya la esposa no llama al marido que cuida de la tierra venga a almorzar
- ya no se oyen las cencerras de las ovejas y cabras
- ya no croan las ranas
- ya no se escucha el graznido de los cuervos
- ya no se oyen a los pájaros canarios, ni a los otros
- ya no rebuzna el burro
- ya no relincha el caballo
- ya no muge la vaca
- ya no gruñe el cerdo
- ya no cacarean las gallinas
- ya nadie silva en el campo
- ya nadie canta al sembrar
- ya nadie canta la tabla de multiplicar
- ya nadie canta en al trilla
- ya nadie canta segando
- ya nadie canta pastoreando
- ya nadie canta
- ya no se oye hablar gritando al que está lejos en al faena
- ya nadie canta arando
- ya no se escucha al hacha cortando leña
- ya nadie canta en la trilla
- ya no se oye el crepitar del fuego en el fogal
- ya no se escucha, ni siquiera al viento
- ya no se oye el canto del agua en el riego, por las acequias
- ya las madres no cantan el arrorró mi niño chiquito
- ya no cantan las mujeres en el lavadero
- ya no se oyen los grillos, ni la cigarra
- ya no se escuchan conversaciones del tiempo, ni criticando al vecino
- ya no se oye rezar de tarde/noche en el patio
- ya no se cantan serenatas
- ya nadie canta por los caminos
- ya nadie canta en sus casas
- ya no se oyen el murmullo de nada
- ya ni se escucha el silencio
- ya no se oyen a los niños jugar
- ya no se oye ni estornudar
- ya no se escucha la radio de lejos
- ya no se oye el paso de nadie
- ya no se oye cantar: “¡fuego, fuego...!
- ya no se oye el renguear de los camiones
- ya no se escuchan los motores de los pozos
- ya nadie hace ruido en las escuelas vacías de los pueblos y aldeas
- ya no se escuchan ni las campanas a muerto
- ya no se oye y goza la Misa como antes
- ya no se oye a nadie por las calles
- ya nadie habla y hace cuentos en las guaguas
- ya nadie dice nada
- ya no se oyen canciones mejicanas
- ya no se oye el goteo del agua
- ya no se escucha la Palabra
- ya no se oyen las bocinas de los barcos
- ya no se escucha el coger las hojas de las cañas
- ya no se oyen pasos de nadie
- ya nadie pide agua por las casas para beber de camino
- ya nadie pide un plato de comida a pesar del hambre
- ya nadie escucha a nadie
- ya –creo- ni se escuchan a sí mismos nadie
- ya no se oye ni a la propia conciencia
- ya no se escucha sino gritar, como locos: “¡gol, gol, goooooool...!”
- ya no se atiende a la voz de la experiencia, la de los abuelos
- ya las madres no riñen a su único hijo, ni lo enseña
- ya ni se discute, para luego la reconciliación
- ya es desesperante y ensordecedor el silencio reinante
- ya con tener dos oídos, no se oye nada, a nadie, ni a sí mismo
- ya ningún ruido de nada, de nadie, por ningún lado
- ya los baifitos y corderos no balan
- ya no se oyen tractores arando la tierra
- ya no se escucha ninguna sierra cortando ramas a los árboles
- ya no se escucha el trote de ninguna yegua
- ya no se oye golpear la ropa en la lavadera
- ya no se oye al afilador gallego cada año por esas fechas
- ya no se escucha a nadie recitar romances, poesías, oraciones añejas
- y no se oye a nadie rompiendo piedras
- ya no se oyen a las madres llamar a sus hijos que juegan
- ya no se escucha a nadie tocar para nada a las puertas
- ya no se oyen los timbres de las casas
- ya nadie escucha al anciano y al enfermo solo
- ya no se escucha el parte, como antes
- ya no se oye pregonar pescado fresco de Agaete o de san Cristóbal ya no se escucha ni oye barrer
- ya no se ve a nadie en un cruce de camino hablando con alguien
- ya no se escucha ensañar a las madres oraciones a sus hijos pequeños
- ya no se oyen las halabas del molino
- ya no se oyen los viejos relojes marcar las horas
- ya no se oye periquito alguno o al loro
- ya no se oyen las bocinas de las motos, coches y camiones
- ya no se escuchan los sermones de la novena, quinario o trío
- ya no se oye al cartero, ni al panadero, ni al cochinero de Ingenio
- ya no se escucha u oye barrer
- ya no se escucha lavar y destiñar los calderos y platos
- ya no se oye el maullar de los gatos
- ya no se oye martillear un clavo
- ya no se escucha la explosión de un barreno (no se canta la dinamita)
- ya no escucha el hijo al padre sino éste al hijo, que es el que manda
- ya no se oye el timbre de una bicicleta
- ya ni se oye ni el ruido o vuelo de una mosca
- ya no se oye llorar a un niño
- ya no se oyen cuentos de brujas
- ya no se escuchan mentiras de los cazadores
- ya no se oye el paso de nadie
- ya no se habla de política
- ya no se oye, ni escucha...
- ya, solo, se oyen ladrar, a los perros.
El Padre Báez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario