lunes, 1 de abril de 2013

Popurrí 547 y Desaparición del cultura del campo

POPURRÍ 547:
En el Año de la Fe (171): La medida de la Fe, es la caridad.

Al habla el historiador (171):

Raro, raro, raro...
... que políticos que nunca antes se asomaron a una Iglesia, ahora asisten a todas las procesiones.

Raro, raro, raro...
... que estos mismos políticos en cuanto dejen la política, nunca más se les vuelva a ver por las Iglesias.

Raro, raro, raro...
... que solo unos pocos, siempre asistieron: antes, en y después de dejar la política.

Raro, raro, raro...
... que les venga la “fe”, con el cargo político, y solo asistan a Misas solemnes y procesiones.

Raro, raro, raro...
... que siendo los últimos, se pongan en los primeros puestos, y primeras filas, robando el puesto a los sencillos y verdaderos cristianos.

Raro, raro, raro...
... que si Cristo volviera no los eche a latigazos.

Raro, raro, raro...
... que los cristianos de verdad, no les griten: “¡fuera, fuera, fuera...!”

Raro, raro, raro...
... que no les dé vergüenza, cuando no saben ni cómo comportarse, ni responder en Misa.

Raro, raro, raro...
... que no digan ni: “¡Amén!”, y ni siquiera recen cuando se pide por ellos.

Raro, raro, raro...
... que no abran la boca ni para cantar el salmo responsorial, que lo cantan hasta las ancianas que lo oyen por primera vez –cosa que pasa en todas las celebraciones al ser distinto cada día-.

Raro, raro, raro...
... que los curas, les hagamos el juego, de dejarlos buscar votos en medio de las grandes celebraciones.

Raro, raro, raro...
... no les den vergüenza quitarles el sitio y puesto a la gente sencilla, los simples cristianos, y que no sepan ni hacer la señal de la cruz, ni para la bendición final.

Raro, raro, raro...
... que solo unos pocos sean consecuentes con su ateísmo, y no se dejen ver por estos lugares, siendo coherentes y consecuentes.

Raro, raro, raro...
... no se pregunten: ¿qué hace una persona como yo, en un lugar como éste?

Raro, raro, raro...
... les venga la “fe” con el cargo político, y la pierdan dejando el cargo político.

Raro, raro, raro...
... la gente no se de cuenta que lo mismo que hacen con la religión e Iglesia, es lo que hacen con su gestión cada uno en su parcela (mentir).

Raro, raro, raro...
... que solo ellos, sin sus cónyuges e hijos “practiquen”, sin llegarles la “fe” a los suyos.

Raro, raro, raro...
... que si asisten, no se mezclen entre la asamblea, sin más, como corresponde al no tener ningún privilegio de estar en primeras filas (puesto que corresponde a los más pobres y desgraciados [a no ser que se consideren así, y así sea])

Raro, raro, raro...
... no se pregunten: “¿dónde están los que asistían en la anterior corporación, que ya no aparecen por ningún lado?”

Raro, raro, raro...
... la gente no vea, que éstos van  hacer lo mismo que los anteriores (dejar de venir en cuanto dejen el cargo).

Raro, raro, raro...
... no asistan a sus respectivas comunidades, y estén en todas las demás, sin ser las suyas y así todo el santo año litúrgico.

Raro, raro, raro...
... no se den cuenta, que no tienen ninguna obligación de asistir (por el simple hecho de ocupar un cargo en el ajunta y miento) a celebrar la fe que no tienen con los que la tienen. Que son un insulto y da grima verlos. Mienten.

Raro, raro, raro...
... no respeten la fe, las ceremonias, el culto y los ritos de los católicos, y se pongan entre ellos sin compartir nada, sino como escándalo y molestando (además distraen, y son motivo de comentarios).

Raro, raro, raro...
... no imiten a los que sigue después de haber tenido un cargo como ellos ahora, que son las que son serios y saben comportarse.

Raro, raro, raro...
... no se den cuente, que nos son gratos a nadie, ni al clero que los soporta por “caridad” mal entendida, y ni por el pueblo, que los rechaza boca chica

Raro, raro, raro...
... no se den cuanta son como las vacas en un baile (¡vamos que no se enteran y eso no va con ellas [las vacas]!). Cada uno en su sitio.

Raro, raro, raro...
... que no se den cuanta son: raros, muy raros, rarísimos.

Raro, raro, raro...
... (por favor, le ruego, si es tan amable, siga usted rellenando los puntos suspensivos que continúan más abajo).

Raro, raro, raro...
...

Raro, raro, raro...
...

Raro, raro, raro...
...

Raro, raro, raro...
...


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“... Pascua sagrada. ¡Cantemos al Señor! Vivamos la alegría dada a luz en el dolor...” (Del Himno de Vísperas).

“... Aleluya. Porque reina el Señor, nuestro Dios, dueño de todo, alegrémonos y gocemos y démosle gracias. Aleluya...” (Del cántico del Apocalipsis).

“... no lo veis, y creéis en él; y os alegráis con gozo inefable y transfigurado, alcanzando así la meta de vuestra fe...” (Del Oficio de lecturas del lunes de la octava [Primera carta de san Pedro]).

“... tengo siempre presente al Señor, con él a mi derecha no vacilará. Por eso se me alegra el corazón, exulta mi lengua y mi carne descansa esperanzada,,,” (De la primera lectura de la Misa).

“... se me alegra el corazón, se gozan mis entrañas, y mi carne descansa serena...” (Del salmo responsorial [Sal 15]).

“... este es el día en que actuó el Señor; sea nuestra alegría y nuestro gozo...” (Del Aleluya al Evangelio de la Misa).

“... en aquel tiempo, las mujeres se marcharon a toda prisa del sepulcro: impresionadas y llenas d alegría, corrieron a anunciarlo a los discípulos...” (Del santo Evangelio, según San Mateo [en la Misa]).

“... cantad al Señor un cántico nuevo, resuene su alabanza en la asamblea de los fieles; que se alegre Israel por su Creador, los hijos de Sión por su Rey...” (Salmo 149 [Laudes]).

“... los mandato s del Señor son rectos y alegran el corazón; la norma del Señor es limpia y da luz a los ojos...” (Salmo 18 [Laudes]).

----------------------------------------------------------------------------------------------------------Desaparición de la cultura del campo:

Estamos en las últimas. Desaparece el campesinado con su agricultura y su ganadería. Hay fecha de fin o final, aunque exactamente no se sabe, y nada se ve a corto plazo para un cambio de giro, sino que la cosa sigue a más y a peor. El parque o bosque que tenemos es de tabaibas y pinos, las dos plantas más dañinas de la botánica. El cabildo tabaibero-pinochero, ha dictado la sentencia de muerte al campo. Ya no se ve a ningún ganadero ni a ningún agricultor, en sus faenas propias; pues huyen de ser multados por no cometer ningún delito, sino por hacer lo que les es identificativo de sus respectivas profesiones o trabajo, totalmente prohibido ejercerlas. Ya el campesino, hace tiempo ha perdido el control del campo. Ya el campo solo lo cruzan las fuerzas represoras del cabildo (seprona y miedoambiente). Antes todo campesino se dirigía a su cacho de tierra, a su alpendre a cuidar de lo que tenía; ahora, permanece sentado en casa. Antes, hasta el turismo disfrutaba y fotografiaba escenas bellísimas, hoy desaparecidas. Se ha perdido la sabiduría de siglos y desde siempre. La naturaleza se la reconduce a un binomio de plantación (pinos y tabaibas). Las tabaibas han dado nuevamente nombre a la isla, y a las islas (Grantabaibal, y tabaibal [antes Gran Canaria y Canarias]). Las alpendres vacías, y los cercados llenos de malas hierbas, zarzas, cañas, retamas, etc. Ya en el campo no se ve a ningún campesino, sino a los que lo vigilan (miedoambiente y seprona). El propietario de cualquier terreno, ya no es su dueño, que lo es el cabildo que lo acapara todo, para inutilizarlo todo. El cabildo tabaibero, ha desviado toda su atención –retirándola del campo, salvo para recaudar dinero con las multas-, hacia el improductivo y consumidor de agua y luz, sin dejar beneficio alguno, sino sus excrementos, el turismo. La única esperanza está, en que el turismo termine por marcharse o no venir –y en ello está (para esta semana santa un 25 % menos, respecto al año anterior)- como para que el cabildo después intente resucitar a un cadáver o a un muerto. Son ya muchos los campesinos que se han suicidado, como consecuencia de multas, sanciones, prohibiciones, acoso, etc. El idílico campo de otro tiempo, parece un fantasma todo, solitario, abandonado, en ruina, emboscado, etc. Una situación, más que inquietante. Es, un espectáculo de muy mal gusto. Ya el campo no nos ofrece comida, sino pinocha y fuego; también leche, mucha leche, pero leche de tabaiba. Antes, el agua era para el riego, ahora para la ducha de unos turistas, que nos arruinan. La situación es de auténtico desastre. Ya las lluvias no llenan ni aljibes y estanques (todos rotos). La preocupación del cabildo tabaibero que tenemos es el sector primario turístico (ha robado lo de sector primario al campo, y se lo aplica al turismo). Y, la joya del Grantabaibal y el Tabaibal, era su campo, y lo han destrozado. El verdadero medio ambiente es el del campo y su campesinado, pero sin el miedoambiente, que es y hace todo lo contrario: se carga y desaparece el medioambiente. Lo que queda de medioambiente sufre una gran amenaza, con la violencia que ejerce el miedoambiente y el seprona. Ahora el campo es campo de deporte, han abierto pistas de carreteras por todos los pueblos, barrancos, laderas y riscos. Tenemos un nuevo y desconocido mapa de la isla grantabaibera (igual que las otras pues se mimetizan, y se copian unas a otras: las islas son campos de atletismo, no de papas y millo (el millo nos lo planta Rusia, Estados Unidos, Venezuela, etc.). Del campo se habla para darnos kilómetros de pistas por donde transcurrir corriendo; otra salida no le han dado al campo (en lugar de cultivo y ganado). Se erosiona mortalmente nuestra tradicional cultura, la mejor del mundo (las técnicas guanches de paredes, canales, escalonamiento, etc., son patrimonio que se pierde por la maleza que lo tupe todo e imposibilita el disfrute y conocimiento, como los canales o acequias del diablo, por no creer la gente las hubieran hecho los humanos [hablo por ejemplo de Valsendero en Valleseco]). El campo padece pues, una amenaza muy seria y grave de muerte o asfixia total. Las consecuencias son más que dramáticas, trágicas: borrar el pasado, la Historia, cerrar el futuro. La brecha abierta es demasiado grande y grave, no tiene fácil solución, es terminal, agónico, estentóreo. Desaparece todo. La vegetación es salvaje, agreste, tabaibera. El campo libra un debate, un combate en el que pierde a toda vista, sin defensa alguna. El campo saldrá –vaticino- derrotado. Es mucho el peligro que acecha al campesino, ya en franca retirada y ocultamiento. La universidad tabaibera, nada dice –como los medios de comunicación comprados-. El impacto es de pena, triste, nostálgico. La cuestión es demoledora, ante el silencio y aceptación impuesta y callada, sin queja, ni grito alguno de alarma y socorro o de “ese o ese (SOS)”. Prácticamente la superficie está perdida en un 98 %, solo queda un insignificante resto, a duras penas y con mil dificultades y controles. De día en  día se pierden más y más hectáreas. Estamos pues, ante una auténtica y grave catástrofe ecológica al desaparecer endemismos, plantas autóctonas, paisaje, trabajo, paro, hambre, etc. Se amenaza a la población, y no hay reacción. El peligro es, que avanza la devastación total, sin freno y sin que el cabildo tabaibero la pare. El campo, ha quedado sin gobierno; nuestra tierra se pierde. Ya no somos reserva de nada. Ya pájaros no se ven casi por ningún lado; resiste el mirlo a duras penas. La ornitología ya no existe (solo un pájaro azul falso e inexistente que gasta millones de euros en su procreatividad absurda y mentirosa). Con el agua del mar, como riego, han salinizado el terreno, que se vuelve estéril según para qué plantas. La falta de ganado ha apelmazado de tal forma la tierra, que al subsuelo ya no llega ni la humedad aunque llueva a cántaros. En resumen, el agricultor ha abandonado la tradición, sus cultivos; las tierras quedan baldías, vacías de cultivo que nos dé alimento. Avanza el desierto verde. El cabildo se ha convertido en el único “propietario” de la isla, cual si fuera suya, y no su administrador (que sobra al haber un gobierno autonómico, que se reparten parcelas absurdamente). La isla se hunde; el cabildo tabaibero, hunde al campo. Antes al campesino, lo acompañaba una cabra; ahora a todo tabaibero (antes grancanario o canario), le acompaña un perro (o más de uno). El cabildo tabaibero enviste contra lo poco que queda de campesinado, para darle la puntillada final. Caminar por la isla, por entre fincas, cercados, cadenas, huertos, etc., es una actividad prohibida e imposible, por el freno o dificultad que presenta las retamas, escobones, acebuches, etc. No hay quien salve el campo, nadie. Es macabra –sin cabras- la situación. Parece cual si el cabildo haya entregado el alma de la isla al diablo.

El Padre Báez.

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