Tragedia y tabaibas…
“… ¿quién es el administrador
fiel y solícito a quien el amo ha puesto al frente de su servidumbre para que
les reparta la ración a sus horas?...” (Jesucristo Lc 12,
39-48).
“… pueblo afligido…” (del
salmo 17).
“… cetro a los que no son
nada…” (del libro de Esther 14, 1-19).
“… las cualidades que debe
tener…” (de la carta de san Agustín, obispo, a Proba).
“… que el carro ruede…” (del
himno de la Hora intermedia del miércoles I)
… comienzan ambas por “t”. Deberíamos pedir justicia por
la violencia del cabildo sobre la inocente gente del campo o campesinado. Una
violencia silenciada, que desatada contra los agricultores y ganaderos, está
acabando con ellos. Ya va para muchos años de padecer una persecución sin
parangón por el simple hecho de ser campesino y ejercer de tales, como les es
propio. No podemos contar ni decir cuántos han muerto por causa de esta
violencia desatada, y todo por defender lo indefendible: la basura del campo en
decir de los pastores y agricultores; pues desprotegido el campesino, han
protegido tabaibas, retamas, escobones, vinagreras, etc., etc., y están acabando
con esta tierra. Aparte los que se han suicidado, están los que se han
refugiado, y así cientos -por no decir miles- de casas, de campos, de cercados,
de fincas, etc., etc., han sido abandonadas y cogidas por el cabildo para pinos
y otras basuras, que masacran al campesino. Y así la cosa, es imposible mirar al
futuro con ningún atisbo de esperanza. La pobre gente del campo (campesinos
dedicados a la tierra y a los animales), han sido y son y van a seguir siendo
víctimas de la violencia ejercida por el cabildo con su doble brazo represor y
castigador: el miedo ambiente y el seprona, que masacra injustamente con leyes
en mano a pobre e inocente gente que nada hacen sino intentar sobrevivir, y
salir del hambre y de la miseria a la que se ven avocados, y sin otra salida. Ni
siquiera les compensa o recompensa con el robo y quitarles las tierras para
darlas a pinos y tabaibas. Imposible limpiar un terreno donde la mala hierba se
haya adueñado, porque todo eso está y lo tienen protegido. Imposible volver al
sector primario en su doble vertiente. Montañas de multas sobre las mesas del
miedo ambiente en curso, por pijadas o por naderías, pero todas sobre los
6.000,00 euros, las que menos, tratadas todas estas pobres víctimas según sus
leyes que han eliminado las que son de costumbre y tradición. Y la violencia
sigue contra los hombres del campo; no cesa. Parece como si los Derechos
Humanos, no existieran para la gente del campo, pues prevalecen los de las
tabaibas y otras hierbas malas antes que poder plantar papas y millo, y esto es
un decir. Nada hay de mayor extremismo que el cabildo con su política de acoso y
derribo al campesino, al que se le discrimina, y radicalmente quieren eliminar
con sustanciosas multas, con las que pagar a ese auténtico enjambre de
trabajadores, que nada hacen sino pasear, vigilar, controlar y castigar al
campesino, ya sea agricultor o ganadero-pastor, pero de forma y manera radical y
absoluta, cuales terroristas auténticos con acoso y derribo. Parece solo actúan
con odio y violencia contra pobre gente que nada hacen sino intentar (sin
conseguirlo) sobrevivir, y no ya vivir, ante lo cual cada vez son más los que se
suicidan, pero no te los cuentan ni dicen. Y así, el campesino está discriminado
radicalmente: el campo es del cabildo, es la doctrina practicada, sin más;
quitando y robando lo más sagrado que tiene el hombre que es su propiedad. Y
así, todo campo, es del cabildo. Y así, el cabildo cabalga, amenaza, intimida,
abusa, irrumpe, multa, etc., etc….
El Padre Báez.
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De un joven estudiante universitario de Historia,
agaetense él, me dice lo siguiente:
Buenas noches querido Padre
Báez, aunque silencioso, le sigo leyendo en sus correos diarios acerca de la
tabaiba. Hoy, me he "tropezado" con un artículo del gran Sebastián Jiménez
Sánchez sobre esta planta. Le recomiendo que lo lea y bien puede utilizarlo como
argumento a su tesis pues básicamente se le atribuyen unas determinadas zonas
geográficas, (costas y terrenos in-productivos) y le dan utilidades varias. Bien
podríamos estar exportando tabaiba en sus diversos productos, por medio mundo! y
se acabaría el paro!
Un abrazo!
Javier Gil
Pérez
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