Las tabaibas nos destruyen…
“… como un pastor a su
rebaño… el trigo y el vino y el aceite, y los rebaños de ovejas y de vacas… y mi
pueblo se saciará…” (del Cántico de Jeremías 31,
10-14).
“…caballos y mulos…” (del
salmo 31).
“… miel silvestre… con flor
de harina…” (del responsorio breve de Vísperas del jueves
I).
“… trabajadores a tu mies…”
(de las preces de las Vísperas del jueves I).
“… el lote de mi heredad y mi
copa…” (del salmo 15).
… porque no nos implicamos a fondo en frenarlas o
destruirlas. Cosas del gobierno cabildicio, que nos hace víctimas de su
terrorismo, sin que haya negociación con el campesino sino las multas de por
medio. En esta tarea nadie trabaja en defendernos del cabildo y este cambie. Que
las tabaibas desaparezcan, depende de nosotros. Nadie defiende la tierra
absorbida por las tabaibas; la tierra nos debe dar vida a nosotros y se la dan a
ellas (a las tabaibas). Nosotros tenemos derechos antes que las tabaibas. Es
mayor la indiferencia que las acciones en contra de las tabaibas; no hay una
cultura de defensa del sector primario. Los políticos se centran en temas
marginales, y echan balones fuera, y les viene muy bien la enfermedad contagiosa
en la que se ocupan a todas horas, y nos
dan el parte diario 24 horas al día de una enferma y nada le importa muera el
campo, por la enfermedad llamada cabilditis aguda. No hay diálogo alguno entre
el ente cabildo y campesinos. A las víctimas del cabildo, no se les ofrece
ninguna mesa, para que ofrezcan sus testimonios, y por tanto no hay negociación
alguna. Los damnificados del cabildo crecen, y el cabildo no tiene la ocasión de
mirar a los ojos a los que ellos sancionan, castigan, prohíben y multan por todo
lo que hagan, por más que no tenga ninguna trascendencia, ni implicación en el
medio, con mucho miedo. Mirar a los ojos a los campesinos, es verles el dolor y
la impotencia, y la tragedia que viven desde hace ya más de medio siglo. Nadie
está cerca de estas víctimas del campo, y de los dramas que padecen, tratándose
claramente evidente de un holocausto, o auténtico genocidio, ya sea físico como
psicológico, todo ello perpetrado por el cabildo; y lo peor de todo que ante tal
hecho y gravedad, como si hubiéramos perdido humanidad. Ninguna conversación de
cara a un posible acuerdo o negociación
para un desarrollo agrícola, ni con la ganadería relacionada con la
misma. El cabildo se queda con las tierras de los campesinos, porque en ellas el
paisaje priva al cultivo; y todo ello, sin la menor indemnización (que por otra
parte, vendría envenenada; preferible entonces, ninguna). Ningún compromiso por
parte de naide en defender al
campesino y su campo. Ningunas garantías, sino mentiras y robos. Los derechos
todos para las tabaibas (retamas, zarzas, cañas, etc.), pero ningún derecho para
los campesinos. La cosa viene mal de atrás, no se le ve solución al presente, y
esperemos el futuro venga con algo de esperanza.
El Padre Báez.
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Un poco largo, pero vale la pena; más incluso que lo
propio mío, más arriba: Léelo, por favor:
Padre Báez:
Aparte de estas ideas que muy
generosamente repartes, te sugiero como buena idea como de este mismo escrito
puedes sacar otro donde estas mismas hierbas que citas junto con las que recoge
una docena de cuadrillas de limpiadores, chóferes y capataces, en todas las
cunetas de nuestra sorroballada isla, se deberían aprovechar todas estas
hierbas, junto con la tierra muy bien abonada que también recogen de las
cunetas, ¡ricos abonos orgánicos!, que limpian para que discurra el agua. De
esta forma el mismo esbirril cabildo que multa a fincas y granjas por no recoger
y aprovechar estos nutritivos abonos, deben aprovecharlos para crear una fábrica
de elaborar el tan necesario y ecológico compost. Con lo cual se generarían al
menos una veintena de nuevos y necesarios empleos, y no como hasta ahora,
sulfatando-envenenando estas hierbas y como botarate tirándolas a la basura. Tal
como tú mismo reciclas y produces tu propio compost, dando un excelente ejemplo
en tu vivienda particular. ¡Cuánto más el cabildo, como organismo público que
debería ser el primero en dar ejemplo sin embargo el muy esbirro sí multa a
otros infelices e inocentes! Por llevar la contraria a la lógica más elemental y
con su típico espíritu de contradicción, realizan todo lo contrario y por el
odio -inducido por sus amos en la metrópolis- que sienten por la agricultura y
ganadería al despreciar éste nutritivo y ecológico compost. No por despiste ni
por error, porque ya les hemos informado de ello en exceso, solo lo realizan por
maldad, punible, al seguir erre que erre, arrojando y desperdiciando esta gran
riqueza en el lejano vertedero de Juan Grande, donde no aprovechan nada de nada,
a pesar de que el Cabildo se ha gastado cientos de millones en el camelo, con
"coimas", de sus "últimas y más avanzadas tecnologías de reciclaje".
Mientras, entrando en la isla toda clase de plagas, chiratos, picudos rojos,
culebras, escorpiones, etc.
¡Bravo, Bravo!, como buen
"cuervo de Tamarant", aún hace más daño a los pastores, agricultores y,
hasta el propio Medio Ambiente, el que tanto alega proteger, que su antiguo
coleguilla en el cargo hace medio siglo, Matías Vega Guerra, el "esbirro de
los pinos", como le llamaban nuestros abuelos, los sufridos y tan humillados
pastores.
Si necesitas algunas fotos de
enormes cestos y bolsas con estos nutritivos compost apilados a cientos en las
orillas de las carreteras para desaprovecharlos en el vertedero, te los envío
cuando me los pidas.
F. D.
G.
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