Conflicto tabaibero…
“… los productos del campo…”
(del libro del profeta Egeo 1, 1-2, 10).
“… preparas una mesa ante
mí…” (del salmo 22).
“… procede honradamente…”
(del versículo a la lectura breve de la hora de Sexta del Domingo
IV).
“… la nueva tierra nazca…”
(del himno de las II Vísperas del Domingo IV).
… que parece no tener fin. Y ello, con lo grave que es
el asunto. Llevo luchando contra la tabaiba pronto hará un año, y sin parar,
diariamente, y no parece aflojen un punto, sino todo lo contrario. De tal modo y
manera que reactivan su plantación, defensa y protección, con todo lo que eso
conlleva. Sencillamente la peor de las violencias ejercida contra el mudo rural
y sus habitantes, los campesinos. El campo se desplaza a zonas urbanas, o quedan
encarcelados en sus propias casas y tierras, sin poder pisar a éstas, por miedo
a sanciones y multas. La situación se agrava. No hay razones para esta
superprotección teniendo toda la isla por todas partes rebosando de tabaibas. De
día en día se multiplican las tabaibas, sin un plan de frenarlas, y
posteriormente eliminarlas para sustituirlas por alimentación, ya sea para el
ganado o para los humanos. Cada vez tenemos más tabaibas, y no hay solución
alguna para evitar las tabaibas acaben por echarnos a todos fuera de la isla, y
enseñorearse ellas, sin ton ni son. Ningún partido toma partido por ir en contra
de la dañina tabaiba. Se multa y encarcela al que toque una tabaiba y le haga
algún daño. Las tabaibas son una amenaza cierta y real, al presente como en el
pasado y más grave en el futuro, al ser solo ella lo único verde en la isla,
pues se lo come todo y no permite nada crezca a su lado, por envenenamiento del
terreno. La tabaiba, es una amenaza contra el campesino que tiene que sufrirla,
aguantarla y no tocarla. Es, además, un atentado contra la salud pública, por su
veneno y capacidad de dejar ciego al que se roce con ella. Y así, el cabildo
está cometiendo crímenes indirectamente, al propiciar el suicidio de pobres
campesinos que no pueden hacer frente a las elevadísimas multas, por arrancar
tres tabaibas, o las que hagan falta, para o por recuperar un camino de toda la
vida, invadido y taponado por ellas, y por ello, hasta cárcel; y ante tales
abusos la soga (¡ya me entienden!, ¿o no?, ¡que se cuelgan y adiós a este
mundo!) y todo por las tabaibas cortadas, cuando no debieran quedar ni una, por
dañina y tener una reserva en el Jardín canario, en torno a la sala Guiniguada,
por ejemplo, pero no toda la isla cual parque monocolor o monocultivo de tabaibas. La
gran pena es la nula rebeldía de un pueblo que drogado y amedrentado, nada hace
por defender lo que es ley por tradición y costumbre de mayores. Ya dije en otra
ocasión, cómo una pastora de Las Cuevas del Rey en Tejeda, de niña ella, al
volver a casa con sus ovejas, lo hacía arrancando las tabaibas que se cruzaba en
su camino, como algo perjudicial al ganado, y sin utilidad
alguna…
El Padre Báez.
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Aunque preparo un tercer lote de los comentarios diarios
que Isidro hace a los de un servidor (¡buenísimos todos!), les adelanto el
último, por cuanto bueno dice, y ojalá el miedo no impida a los campesinos hagan
lo que Isidro nos sugiere (eso mismo o parecido hizo Cubillo en su día), y es lo
que habría que hacer. Comencemos pues por divulgar y multiplicar este comentario
de Isidro, para que llegando a todos comencemos a organizar esa marcha de
campesinos al cabildo y actuar como nos indica aquí el
compañero:
Padre Báez, si el Cabildo no
deja trabajar al agricultor en el campo, que baje a la capital. No se puede
seguir en la inacción. Que vengan con sus aperos, vacas, cabras, gallinas,
cochinos, tractores, arados... y que colapsen la capital. A eso si que le teme
este Cabildo compuesto de fascistas y ladrones: a la rebeldía. No se puede
seguir culpando al otro de nuestra dejadez. Esta gente sólo usa verborrea y
retórica para llegar siempre a donde quieren y la única forma de impedírselo es
que los campesinos y todos los que pertenecen al sector primario vayan también a
donde les da la gana y hagan lo que les da la gana. Hay que actuar al libre
albedrío con esta caterva de gánsteres, pasar de ellos y apelar a la
desobediencia rural. Yo les apoyo, pero ellos tienen que dar la cara. Ahora es
un buen momento, ya que Canarias está calentita y en pre-campaña electoral. Así
que, ánimo y rebeldía. MTLN Isidro Santana
León.
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