Hambre y tabaibas…
“… un árbol plantado… da
fruto…” (del salmo 1).
“… reduje sus montes en un
desierto…” (del profeta Malaquías).
“… lo que uno siembre, eso
cosechará…” (de la carta de san Pablo a los Gálatas 6,
7b-8).
… cada vez hay más hambrientos; y cada vez más son los
que caminan hacia ella, sin remedio y sin freno. Es decir, la cosa va a peor, a
pesar de las mentiras del gobierno. No es cierto se creen puestos de trabajo y
que se reduzca la crisis y desaparezca el hambre; que todo eso va a más; es
decir, la crisis aumenta el drama. Hay cada vez más hambre y tenemos tierra para
producir muchos alimentos y alimentos de sobra, pero el cabildo prohíbe tocar la
tierra, no te dejan arrancar una planta basura para sustituirla por un frutal, o
limpiar un cercado o terreno para sembrar o plantar. Encima al campesino lo
amenaza el cabildo con multas muy sabrosas si toca su propia tierra calificada
por ellos de lo que les haya dado la gana y eso impide su propio dueño no lo
sea, y nada pueda comer de su fuente de alimento que es la tierra, entregada por
el cabildo totalmente a las tabaibas. El campesino está ya sin comida y comido
por las enfermedades y multas. La gran enfermedad y el mayor cáncer, es la
depresión de tener y no poder. Obliga el cabildo al campesino a que viva de
Cáritas en lugar de vivir de su trabajo y de su tierra. El cabildo ha robado no
solo la tierra al campesino, sino también su dignidad, de hombre libre del
campo, y lo ha humillado y machacado, cual rata que hay que extinguir y
desaparecer. Incomprensible, irracional, pero real y cierto. Así es la cosa,
pero entretenidos con el fútbol y el balóncesto del hijo del presidente, nadie
quiere ver esto. Pobres hombres del campo, de brazos parados, quietos, sentados.
Las leyes los matan, pero antes los arruina (con sus multas), luego ellos se
suicidan. El campesino no cuenta, no se le consulta, no se le oye, no se le
escucha, es como si no existiera, no se les tiene en cuenta, sino para ser
multados, y se le prohíbe cultivar su propia tierra, y menos tener una cabra. Y
sin una cabra -la vaca del pobre- el hambre es segura. Hambre y vergüenza, y por
ello ni va a Cáritas; muere de hambre, se suicida, no le dejan tocar su tierra
para comer de ella. Y pasa hambre y necesidades, y era rico, y tenía comida de
sobra; ahora, no le dejan ni pisar lo que es suyo, pero que el cabildo se ha
adueñado de esa tierra prohibiendo se la cultive o arranque la maleza para el
cultivo. Los políticos, y en especial el cabildo nada hacen por devolver el
trabajo del campo a los campesinos, y les impiden coman de su sudor en su tierra
al dueño de la misma. Parece la crisis es interesada y mantenida por los
políticos, porque está en sus manos sacarnos de la crisis, con dejar la vuelta
del campesino a su tierra y a los pastores a cuidar de sus ganados, sin
castigos, sin multas, sin acosos, sin leyes, etc. Políticos que no resuelven
esta cuestión, no deben gobernar, y por tanto nadie les debiera votar, ya que en
sus programas, nada sale de ganadería ni de agricultura, los únicos animales
para los que gestiona, son los perros, y los únicos campos que ven, son los de
deportes. A políticos de estos hay que ponerles la maleta para que se marchen, y
que entre Podemos, si devuelve la tierra a sus dueños, y permiten limpiar la
isla de basuras (tabaibas, cañas, zarzas, etc., ), y de los mayores, arrancar
pinos y eucaliptos, cipreses y acebuches, y plantar nogales, castaños, higueras,
olivos, etc., que todo esto daría trabajo y comida de inmediato sacándonos de la
crisis mantenida por los políticos, porque ellos, ellos…, ellos no pasan
hambre.
¡Precioso artículo, más que valorado con matrícula cum
lauden! Felicidades, Padre Báez. (F. D. G.).
El Padre Báez.
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Desde lo
mayor sinceridad...
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