Una gota de leche de
tabaiba…
… si te cae en un ojo -aunque no sea sino un “soslaire”- ¡te
desgracia, pero si tiene usted un perro -eso pasaba antes- que como solo comían
lo que trincaban por los campos (alguna alimaña y afín,), se quedaba en huesos,
y famélico anduviera tal vez por tener lombrices, la cura era instantánea: no
más de una gota de leche de tabaiba, que mezclada con algunas fregaduras, el
animal se reponía como por arte de magia, al quedar sano y orondo cual el mejor
can de corte o palacio real. Y es que, alguna virtud -entre otras (por
descubrir), tiene la tabaiba. Ya les conté en otra ocasión (pero no se atreva a
llevarlo a la práctica, por si te descubren y te multan), que si en su terreno:
babosas, caracoles, gusanos, bichos mil aparecieran, ahórrese comprar
fitosanitario alguno, que picada fina la tabaiba y esparcida por el terreno -cual
estiércol y en él- en otros tiempos ya idos, desparasitaban el lugar terreno o
jardín; pero ni para un uso u otro se la puede tocar, salvo que al simple roce por
ellas, salga presurosa la leche espesa de la misma, que cogida sin dañar a la
planta, puede llevar medicina para su perro -¡y pastores me han dicho, que
hasta para ciertos males, la susodicha dosis, es de remedio absoluto, barato y
eficiente como ninguno!, pero que por prudencia, no sea la masa se abalance
sobre la colonia tabaiberil y les pueda ocasionar algún daño, multa aparte,
mejor siga con su médico y farmacia, que protegida la tabaiba, ya ni para
medicina podemos utilizarla al estar protegida…, ¡ni tocarla! Y, en el caso del
perro, si en lugar de una, le pone dos gotas, te quedas sin perro, porque te lo
mata en el acto, así que: ¡ojito con la dosis!
El Padre Báez.
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