POPURRÍ 485:
En el Año de la Fe (109): Es un año, para: pensarla, revisarla, reforzarla, recuperarla, estudiarla, etc.
Al habla el historiador (485):
Sigue siendo lo más importante informativamente hablando...
... el carnaval. ¡Vaya miseria de prensa!
Campea el hambre; y el campo...
... ¡ni se toca!
Crearán empleos relacionados con el trismo...
... justo cuando desciende. ¡Gracias a Dios, a ver si despiertan!
Sí, viviremos de ayudas...
... de las de Cáritas, porque de las otras, ¡ya se sabe, no tienen! Así que, gracias a la fe de los católicos, más de cuatro van a matar el hambre. ¡Eso, sigan dándoles palos a la Iglesia!
El peor enemigo de los endemismos, es la falta de ganado...
... ya que las cabras, lo reproducen (gracias a ellas, han llegado al presente, los que hay).
Decir “empleo en negro”...
... ¿no es racismo y xenofobia? ¡Digo!; no sé.
Y usted, ¿no es aficionado al fútbol?...
... pues, ¡vaya con la ración diaria y a todas horas que nos dan!
Pienso –con perdón- que a modo y semejanza con las de Madrid...
... los del Brasil, no sean considerados como niñ@s.
Pena, que algunos periódicos de aquí, en lugar de llevarse bien con los hermanos...
... editorializan sobre El Día, al que no le llegan ni al tobillo. ¡Envidia cochina!
El cabildo anda preocupado por y de las tortugas...
... creo las quieren ordeñar y hacer queso con sus leches. ¡No te digo!
¿No sobra una institución, que ya celebró...
... un siglo? ¡Ya están caducos!
Nuestra mayor desgracia fue, y lo sigue siendo...
... abandonar el campo, por atender a los turistas. Ahora, ¡ni uno ni los otros!
Lo peor que me ha pasado en la vida...
... me pide un señor, diga en la Radio al alcalde de Las Palmas del Gran Tabaibal, ¿por qué no celebra el carnaval en la Base Naval? Pues, le dije que sí, que lo haría. Y me preguntó a qué hora; le dije: de 10 a 12 en Radio Aventura. Siglo 21 (FM 107.8). ¡Qué vamos a hacer! Me lo pidió por favor.
Hoy, precisamente, entrevisto al Consejero de agricultura...
... el maestro de escuela Paco Santana. Yo que ustedes, ¡no me la perdería!
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“... los cristianos se alegren siempre de este resplandor (de la Iglesia [De las preces de las Vísperas]).
“... alegra el alma de tu siervo...” (Salmo 85).
“... los justos se alegran..., rebosando de alegría..., alegraos en su presencia...” (Salmo 67).
“... que tu pueblo se alegre contigo...” (Salmo 84).
“... canten de alegría las naciones...” (Salmo 66).
“... que el día que hoy empieza..., traiga solaz y alegría...” (De las preces de Laudes).
“... que comencemos este día con ánimo alegre...” (De la oración de Laudes).
-----------------------------------------------------------------------------------------Han dejado el campo:
Es una guerra que ya dura más de medio siglo; y son muchos los que han abandonado los surcos y los cabrestos, para sumarse al paro, a la delincuencia, a la marginación, al hambre, a la miseria, a...; les faltaron rebeldía y dejaron atrás lo que era sus vidas, sus tierras, su todo. Sí, han desertado del sector primero, el primario, lo único que sabían hacer. Dejaron atrás los campos de cultivo, de animales, de sus casas y familias. No se atrevieron a luchar contra los grupos terroristas del cabildo, que los ha revolucionado todo con multas y sanciones, prohibiciones y persecuciones, y han claudicado. Tantas fueron las batidas dadas por el miedo ambiente, que al final derrotados, se han rajado, han abandonado. Peor los que se han suicidado, huyendo de pagar multas y cumplir prisión por el simple hecho de hacer lo que siempre se hizo: sus padres, abuelos, bisabuelos, tatarabuelos..., los guanches, ¡siempre! El cabildo ha bombardeado el campo, ya no hay agricultura ni ganadería; tiene su ejército propio, tiene helicópteros, tiene a la guardia civil (el seprona). Y diariamente, sobre el terreno, acosando, persiguiendo, vigilando, multando..., han terminado con la paciencia de un pueblo noble, pero cobarde, que se retira y huye, porque así semanas, meses, años, y esto no hay quien lo aguante. El campo está controlado, por el cabildo, que no deja tocar ni hacer nada. La gente ha huido a las ciudades y pueblos. Están armados de bolígrafo y papel, de cámaras fotográficas, y es una artillería constante, día y noche multando, y en días laborables como en festivos, no paran, no descansan, fijo machacando, y han aburrido y han asombrado al personal, que vive asustado, amedrentado. Y es que llegan al barrio más perdido, al barranco más hondo, a la montaña más lejana, no se les escapa trastón, ladera o llano, todo lo tienen minado, hollado, vigilado, visitado... Lo controlan todo (todo movimiento y acción). Cada día caen un buen grupo. La gente del campo, está cansada -y no de trabajar, sino- de no poder hacer nada. Es una auténtica tortura. Es un acto de violencia contra la gente del campo y sus ocupaciones. Los hay que permanecen en sus casas y patios, sin atreverse a ir más allá, y ni siquiera a sus propiedades, hagan lo que hagan son multados, están siendo vigilados, grabados, fotografiados. Si hacen algo, es al amparo de la noche, de la niebla, de la lluvia..., todos temen represalias y multas mayores. Buscan al campesino cual si fuera un delincuente, un terrorista, un desertor, un fuera de la ley..., patrullan fijo, para multar a distraídos; los sorprenden con las manos en la masa, tienen observadores y alta tecnología. Y los pillan siempre (aún actuando de noche, con niebla y lluvia). Todo lo tienen fotografiado (luego comparan el antes y el después de un día para otro). Saben si un árbol es podado, y saben si has quemado las ramas, y por falta de permiso para ambas cosas, te caen multas severas y sangrantes (es un ejemplo de lo más tonto o simple). Y así todo; nada escapa del control de ellos, que cobran de multar y dan dinero a los que no dan golpe. El que queda en el campo, en la tierra, vive aterrado. Es esta una guerra, que nadie detiene y va a más; pierde el campesinado. Gana el cabildo. Ancianos de 70 años (de más y menos), toda la vida en la tierra, y desertan de ella; viven asustados. Tienen miedo. Viven reprimidos. Por eso se van. No pueden más. Permanecieron en el campo, hasta que ya no pudieron más. Se lo han llenado todo de pinos. Se refugian en las afueras de las ciudades y poblaciones. Gente de 30 años, no se ve a nadie (de más y menos). Han dejado también el campo. Se han ido con sus padres y abuelos, a la nada, al hambre, al paro. Gente de 15 años, ha escapado con sus familias, ya nada saben hacer; sus familias luchan para que no entren en la droga. Todos han desertado del campo. El que queda en el campo, vive horrorizado, con la idea de que lo van a multar, porque un ejército constantemente los vigila. Deciden dejar el campo, también. Se van a la ciudad. Se esconden. No se es libre en el campo (tampoco en la ciudad). Todos han dejado la universidad de la vida, del trabajo, del esfuerzo, para caer en no hacer nada. Con muchísima suerte (una entre mil), podrá ser limpiador de orillas de carreteras (por medio año), arrancando hierba; tal vez hagan un cursillo de jardinería, y le enseñarán a plantar geranios y a podar palmeras. Ahora viven en un eterno carnaval (real); y pasean a un perro. Unos terroristas, han limpiado el campo. Nadie puede volver a su pueblo; todo está perdido; ya no se puede hacer nada. Quieren el campo, para los turistas (¿?). Han sembrado solo tristeza. Han tenido que cambiar la terminología al hablar; hacen lo que no quieren hacer, y les prohíben hagan lo que quieren hacer. ¿Qué razones tiene el cabildo para acabar con el campo? ¿Qué mal hace gente pacífica que solo cuidan de la tierra y a sus ganados (antes)? ¿Por qué los combaten cuales si fueran terroristas?
El Padre Báez.
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