POPURRÍ 471:
En el Año de la Fe (95): La Fe, muchas veces, se predica con el ejemplo, más que con las palabras (que también).
Al habla el historiador (471):
Me cuentan, que...
... un pobre hombre...
Me cuentan, que...
... cogiendo hierba para sus cabras...
Me cuentan, que...
... donde dejó el corte abierto...
Me cuentan, que...
... donde siempre ha cogido la comida para sus animales (sus dos cabras, ahora)...
Me cuentan, que...
... en un cercado arrendado donde se plantó siempre: lechugas, coles, papas, millo, etc...
Me cuentan, que...
... va la guardia civil, es decir el seprona, una pareja...
Me cuentan, que...
... sacándole fotos al corte, para multarlo (como prueba del delito)...
Me cuentan, que...
... toda vez que está cerca de la carretera...
Me cuentan, que...
... alguien que pasó en su coche, los vio...
Me cuentan, que...
... esto ocurrió en la carretera que va desde El Castillo (Arenales), hacia Las Vegas...
Me cuentan, que...
... naturalmente pasando por Lomo Fregenal...
Me cuentan, que...
... esa tierra, siempre estuvo cultivada, es terreno cultivable, pero ya no se cultiva y nace hierba...
Me cuentan, que...
... miedo ambiente no sabe lo que es el campo...
Me cuentan, que...
... gente inexperta y que salen sino a clavar y coger dinero...
Me cuentan, que...
... el afán recaudatorio es feroz...
Me cuentan, que...
... ¡salen a por todas!
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“... los mandatos del Señor son rectos, y alegran el corazón...” (Salmo 18).
“... en esta luz del nuevo día que me concedes, oh Señor; dame mi parte de alegría...” (Del himno de Laudes).
“... ensalzaré a mi Dios, al rey del cielo, y me alegraré de su grandeza...” (Cántico de Tobías).
“... concédenos ser la alegría de cuantos nos rodean...” (De las preces de Laudes).
“... se alegre... alegra mi corazón con tu auxilio...” (Salmo 12).
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¿Qué pinta miedo ambiente en el campo?
Después de miles y miles de años, sin que el campo necesitara de unos “salvadores”, han emergido los chicos del miedo ambiente, dirigidos por el ckabildo y asistidos por el seprona, para imponer sus leyes, superiores a las de Dios, a los que “divinizados” se les teme hasta el terror y el pánico (¡cómo corría aquel pobre hombre con sus dos cabras –que por poco si no se enrisca-, huyendo de un servidor, al confundirme con uno de ellos [de miedo ambiente]!). Esas multas, que por su cantidad, vence al pobre campesino, que se bate en retirada y ocultamiento, terminando con el precepto de ganar el pan con el sudor de la frente, y de dominar la Creación, que pasa a ser respetada hasta tal punto, que no se la puede ni tocar. Se acaba así, con el valor del trabajo más noble y honesto. Y se acaba con esa cantidad ingente de gente metida en el campo, sacando de las entrañas de la tierra la comida y del cuidado de sus ganados (ahora desterrados, encerrados, terminados). Se abandona la tierra; ya no se mira al cielo. El ckabildo impone su absurda voluntad, de acabar con el sector primario, persiguiendo a todo aquel que ose o se atreva hacer algo en la tierra, o tener un animal (a no ser que sea un perro). Se acaba con el trabajo primero, el instintivo, el natural, para ir al paro y no hacer nada (salvo esperar a que vengan los turistas). La tierra fue, un regalo de Dios, y ahora la acapara el ckabildo. Y eso, que el hombre del campo, era algo más que agricultor y ganadero, que era sabio, matemático, médico, historiador, abogado, político, escultor, profesor, arquitecto, carpintero, albañil, etc., etc.. Y eso, que la agricultura y la ganadería han guiado al mundo, con su teología y su filosofía. Hoy, el ckabildo con sus brazos (miedo ambiente y el seprona), maltrata al hombre del campo, al campesino y pastor. Éstos, no encuentran ya trabajo, como los otros. Con enormes dificultades, alguien puede plantar un cesto –no más- de papas. Para los políticos todos, ya el campo no tiene sentido, ni razón de estar o ser. Habría que recordar los sufrimientos físicos, en levantar paredes y llenar los vacíos de tierra, para luego poder cultivar, o el despedregar y ahora ese terreno, que esté lleno de pinos o de retamas y tabaibas. Tenemos desgraciadamente un ckabildo prepotente, cuando no debiera ni existir (habiendo como hay un gobierno autonómico). El campo se abandona, y no se adecenta. El carácter del ejército del miedo ambiente (y también el del seprona o de la guardia civil), es el de la indomabilidad (son indomables). El campo, corre gravísimo peligro de destrucción total. El ckabildo con sus ejércitos (miedo ambiente y el sepronil), no se pliega, ni repliega; sigue airoso, cabalgando sobre las cabezas de animales y personas, avasallando cuanto toca, y lo toca todo, sin freno ni reparo. Necesitamos cambiar a los que gobiernan, y necesitamos desaparecer el cabildo; de lo contrario, el campo tiene la batalla perdida.
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