POPURRÍ 458:
En el Año de la Fe (82): Los sucedáneos de la Fe, son: la superstición, la brujería, el esoterismo, las sectas...
Al habla el historiador (458):
2013 sería un año bueno y feliz, si...
... desapareciera el ckabildo.
2013 sería un año bueno y feliz, si...
... medio ambiente despareciera.
2013 sería un año bueno y feliz, si...
... volviera la ganadería.
2013 sería un año bueno y feliz, si...
... la agricultura volviera.
2013 sería un año bueno y feliz, si...
... se abriera el campo.
2013 sería un año bueno y feliz, si...
... desapareciera el turismo.
2013 sería un año bueno y feliz, si...
... no importáramos nada
2013 sería un año bueno y feliz, si...
... comiéramos de lo que produce la isla
2013 sería un año bueno y feliz, si...
... quitaran las telas metálicas de las carreteras, se dejen de hacerle paredes y de poner cemento en las orillas.
2013 sería un año bueno y feliz, si...
... el tiempo, el tráfico y la temperatura, dejaran de ser la primera y más importante noticia.
2013 sería un año bueno y feliz, si...
... arrancaran: los pinos, las tabaibas, los acebuches...
2013 sería un año bueno y feliz, si...
... si plantaran: castañeros, nogales, higueras...
2013 sería un año bueno y feliz, si...
... redujeran un 99 % al personal de administración, gobierno, ajuntas y mientos...
2013 sería un año bueno y feliz, si...
... volviéramos a la moral y a los principios.
2013 sería un año bueno y feliz, si...
... se viviera de día y se durmiera de noche.
2013 sería un año bueno y feliz, si...
... el carnaval se celebrara tres días y los mismos días en todos los pueblos.
2013 sería un año bueno y feliz, si...
... en lugar de perros, se potenciara las cabras.
2013 sería un año bueno y feliz, si...
... dejaran de hablar. De escribir, y enseñar tantísimo fútbol.
2013 sería un año bueno y feliz, si...
... (añada usted lo que crea pueda ayudar a tener un buen y feliz año 2013).
2013 sería un año bueno y feliz, si...
...
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“... qué alegría cuando me dijeron...” (salmo 121).
“... en mi corazón..., alegría...” (Salmo 4).
“... nos llene con la alegría...” (De la oración de Completas).
“... se alegra por tu fuerza...” (salmo 20).
“... tus acciones..., son mi alegría...” (salmo 91).
“... será..., nuestra alegría...” (De la primera carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses).
“... que se alegre...” (Salmo 149).
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La tángana:
¡Años hacía no oía esta palabra!, y tanto, que venciendo el olvido pregunté, qué era una tángana. Y es que mientras un vendedor de lotería, lo hacía sentado, aunque tarde más, porque dice no quiere importunar y forzar a nadie a que le compre, le dije pues ya ves a tu compañero, ya casi los tiene vendidos, y va y mi dice: “¡Es, que ese es un tángana!” Y caigo en la cuenta ahora, que es función de la misma, estar levantada, porque si caída, se ha terminado el juego o la partida (que se repetía hasta que el tiempo lo permitía, o del que se disponía). Pues, eso me sucedió ayer, y esta noche ha aparecido el juego, donde con tejos de tunera, otras veces de lajas, poniendo una raya a cierta distancia, más o menos 7 u 8 metros (más o menos), colocábamos sobre la tángana (un trozo de tunera, madera, piedra u otro material –pero los más usados, los dichos, y tratándose de aquellos tiempos [me remonto a más de cincuenta años]), una perra chica, que era una fortuna –a veces una perra gorda, pero nunca se pasaba de ahí-, y cuando sin dinero, unas chapas de botellas, o estampas, y al tirar –en riguroso orden de llagada o pedida-, quien diera el golpe que la tirara y habiendo varios tejos en torno a la misma –si no caía a la primera, ¡y cómo se ensayaba la puntería fuera del juego real!-, si el dinero o lo que fuera caía encima del tejo del que la tiraba, no había dificultad para saber quién se llevaba el bote; de lo contrario, al saltar y alejarse de la tángana las monedas o chapas, estas eran del dueño del tejo más cercano de donde se había esparcido el lote. En fin ¡qué felices aquellos tiempos!, cuando para jugar, bastaba una tunera, para hacer el objeto del mismo, y así en recreos de la escuela, como en las tardes de los Domingos, cuando la chiquillería y algunos ya con pantalones largos, hacíamos las delicias de aquellos años felices, donde la humilde tunera además de los tunos y comida también de sus palas para los animales, nos servían para jugar. ¡Tiempos idos, que no mira uno con añoranzas, sino con gozo, por haber sido protagonista de aquellos ratos, que permanecen en a memoria y salen de noche cuando dormido uno, en los que nos olvidábamos y nos reuníamos en perfecto orden donde había normas, leyes, y siempre acabábamos unidos, con la alegría de unas perras más o menos en el bolsillo –y que nunca llegaba a una peseta, en una u otra dirección (ganar o perder), pero que nunca ni nos enriquecían, y ni mucho menos nos arruinaba, porque eras las perras de los caramelos y otras golosinas no habían (si se exceptúan las pastillas). ¡Qué distintas sustancias se consumen ahora!; y qué distintos juegos, que han pasado a ser individuales, egoístas, mecanizados o informatizados, que deshumanizan al adolescente, que crece aislado, sin relación, y sin tener con quien jugar, sino con el móvil en la mano o twinteando, o como se diga, que uno ha llegado tarde a este mundo –aunque el Papa, nos anima a actualizarnos, y a ello iré un día de estos cuando alguien me ayude, que ya anda uno con el blog, el correo electrónico y Facebook, pero debo seguir poco a poco, para no quedarse uno atrás, sin saber hasta dónde puede llegar, y en ello estamos-, que no lo cambio en valores y principios a los del pasado, donde la amistad, era sagrada, y cuando no a la tángana, se jugaba a piola, y a otros, que no es de reseñar en este breve comentario que evoca un tiempo ido, y que tal vez pueda volver. No sé.
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