POPURRÍ 479:
En el Año de la Fe (103): Los mismos argumentos para negar la Fe, son los que tiene el que la tiene. Es decir, no hay argumentos; se tiene fe, sin más.
Al habla el historiador (479):
Llovió; pero, ¿para qué?...
... ya no riega nada plantado, ni papas, ni millo, ni..., ¡nada! Solo a la maleza.
Cuando llueve, solo –previsiblemente- beneficia...
... la posibilidad de los incendios, al crecer más y más la hierba que ningún animal come.
Pues, la lluvia, solo riega retamas, tabaibas, pinos...
... y nada de eso da comida ni a personas, ni a animales. Mejor no lloviera, pero... (no depende de nosotros)...
Encima, la lluvia que cae...
... no llena estanques, ni aljibes, ni charcos, ni... ¡nada!
La lluvia, las tres gotas que caen...
... se va al mar.
Cuando llueve, ni siquiera refresca el rostro...
... la gente enseguida saca el paraguas, y el chubasquero, y ¡ni eso (no moja a nadie)!
Solo –la lluvia- lava paredes, tejas, carreteras...
... y no sirve de nada, al no haber ganadería, ni agricultura.
Basta que caigan unas garujas, para...
... que haya accidentes en carreteras, obstrucción de barrancos y túneles, roturas de tuberías..., ¡fuerte desgracia!
Llueve, y antes, se pedía el agua, y se decía...
... “¡Dios la mande con piedad y misericordia!”
Ahora, si llueve, solo es para estropear la vida...
... los únicos que sacan algún provecho, son los vendedores de paraguas, bufandas, ropas de abrigo, etc.
Que les cuento: el pobre Juan Calderín...
... ha dejado el camión (lo tiene muerto), porque el maldito cabildo –dice- manda la guardia civil a multarlos, para que los pobres paguen multas millonarias...
... y es por eso, que Juan, sin darse cuenta ahora el cabildo lo va a seguir multando, por plantar sin permiso al arrancar algo protegido...
... por dedicarse a la tierra, y haga lo que haga y tanto como con el camión, como en al tierra, el cabildo lo hace pagar multas millonarias.
Y es que, mi amigo Juan, no sabe que...
... el Sindicato de la Guardia Civil denuncia las presiones que reciben para que multen más.
Y por ello, los guardias civiles...
... reciben un plus de productividad por ello.
Pues, así vea los ojos de Dios, que ayer...
... al salir de Radio Aventura, Juan y un servidor, vimos cómo un guardia municipal multaba a todo quisque, en la calle donde el Colegio de María Auxiliadora, de arriba abajo, con la moto cerca de la gasolinera. Se estaba poniendo las botas. ¡Pobre gente, sin más delito, que no ir al aparcamiento de pago!
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“... fuego lento de amor que, en la alegría...” (Del himno de Vísperas).
“... el rey se alegra por tu fuerza, ¡y cuánto goza con tu victoria!..., tus acciones, Señor, son mi alegría y mi júbilo...” (Salmo 20).
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Lo de Valencia, sucede aquí a diario:
Mis amigos, que usted, no puede ya hacer lo que en Valencia dos ancianos y el yerno de uno de ellos: limpiar de cañas su propio terreno, salvo que para ello, se tenga permiso. Es lo que les pide el seprona a todo aquel que esté haciendo algo en la tierra, por más que sea suya, y de no tener permiso multa de 1.000,00 la primera vez, y la segunda: ¡ni te cuento! Ahora, hay que pedir permiso para todo:
Una pareja de la Guardia Civil, fue a realizar una inspección a los campos de Xeraco (6.000 habitantes, en la costa de la provincia de Valencia), para revisar los permisos de trabajo de las gentes del pueblo; en el lugar hay muchos jornaleros extranjeros -algunos contratados a través de ETT´s, y otros no- y quería saber si todos los papeles estaban en regla. Usted, no puede ya limpiar su propio terreno, de nada, sino dejarlo todo como está, o pedir permiso para cualquier actividad:
En un momento de su recorrido, el inspector llegó a un campo donde había tres vehículos y, junto a ellos, tres personas: un jubilado de 78 años, su yerno y su consuegro que se afanaban en limpiar las cañas secas de su pequeña finca.
Eso aquí, lo tenemos a la orden del día:
El inspector, acompañado en todo momento por la Guardia Civil, les preguntó dónde estaban sus permisos y contratos de trabajo. Los tres hombres, al decirles sorprendidos que no los tenían, les citaron para una sanción administrativa -es decir, para una multa- de 1000 euros.
Esto que sigue, es lo que hace falta se haga aquí: corran las noticias (que se las callan los multados, por vergüenza, y para que no se rían de él; pero a todos –al 100 por ciento-, ya los han multado. ¿Hasta cuándo? ¿No nos vamos a reunir todos y denunciar en los Medios estos atropellos? ¡Aprendamos de Valencia!
La noticia de este suceso rápidamente recorrió todo el pueblo de punta a punta, causando un gran malestar e indignación. Acto seguido se reunió el consejo agrario del Ayuntamiento y el suceso ya pasó a ser de dominio público.
He ahí, a continuación, las preguntas, que desgraciadamente, aquí, nadie se hace:
Desde entonces, los lugareños no hacen más que preguntarse, ¿qué puedo hacer en mi parcela y qué no puedo hacer? ¿Acaso un jubilado ya no puede ayudar en el campo? ¿No puedo ir a trabajar a la huerta sin que me sancionen? Y por la misma regla de tres, ¿un jubilado tampoco puede limpiar su propia casa?
Ya hicieran aquí los alcaldes otro tanto: para la cosa esa del miedo ambiente y el seprona o guardia civil del cabildo. Lean y vean, lo correcto en casos como estos, que aquí ocurren multiplicados por mucho todos los días, sin que nadie alce su voz, sino que pagan, sin más.
Avelino Mascarell, el alcalde del PP de Xerico, responde que “cuestiones como las señaladas todavía están por aclarar". La oficina de la Inspección de Trabajo de Valencia y la Delegación del Gobierno van a enviar a unos técnicos para que hablen con el Consejo Agrario y nos expliquen qué es lo que hay. Y cuando lo tengamos claro, daremos una charla. El ayuntamiento está del lado de los agricultores, incluidos los jubilados, y quiere defender nuestras tierras y cultivos, pero tampoco queremos fraudes”.
Eso es, lo que ya sucede o pasa aquí; es decir el resultado de esa persecución al campesino ha dado por resultado lo que en Valencia esperan no suceda:
Mascarell asegura que en el ayuntamiento de Xerico son conscientes de que si no se ponen facilidades para cultivar el campo, la gente joven acabará por abandonarlo para siempre: “Y si nadie cultiva sus naranjas y limpia de maleza sus tierras, el campo se echará a perder y la huerta valenciana dejará de ser una economía productiva”, señala el regidor.
Que aquí, no es el caso, sino simplemente cogerle el puño a la cabra, o vallar para que los conejos no se coman lo plantado, o levantar una piedra caída de una pared...
Pero Mascarell también considera que se da “una cierta picaresca” cuando personas que están cobrando su subsidio de desempleo, al mismo tiempo, trabajan en el campo. “Y también hay jubilados que trabajan como jornaleros mientras hay gente joven en el paro. Pero lo que no hay que hacer es perseguir a los labradores que cultivan su trocito de tierra”, precisa el alcalde de este pueblo de fuerte tradición agrícola, donde casi todos sus vecinos son minifundistas.
Aquí, la sanción es por todo y por nada:
Ahora bien, la nueva ley, que entró en vigor en enero de 2012, bajo en gobierno de Zapatero, no entiende de distinciones: cualquier agricultor, esté jubilado o no, si produce en su huerto un beneficio equivalente al salario mínimo interprofesional, se tiene que dar de alta en la Seguridad Social. De lo contrario, será sancionado.
Aquí, van mucho más allá, se saltan a la torera esta ley, y se sacan otras, más restrictivas, como preservar y proteger a la retama, las tabaibas, el no tocar nada, etc.
Vicente Estruch, asesor jurídico del ayuntamiento de Xerico, conoce bien los entresijos de la nueva legislación: “Se trata de la Ley 28/11 del 22 de septiembre de 2011, que entró en vigor el uno de enero de 2012. Lo que hace es integrar en el régimen especial autónomo de la Seguridad Social a todos los trabajadores del campo con la intención de dotarlos de derechos laborales. Pero esta ley, que tiene alcance nacional, no reconoce las idiosincrasias particulares de cada región”.
Hace falta aquí, muchos Vicentes Estruchs, o similares, que defiendan a los pobres campesinos, porque de lo contrario, desaparecen como los cuervos, que ya no se ve ni uno.
Estruch señala que aquel campesino con media hectárea de terreno tiene que trabajar en ella personalmente para que sea mínimamente rentable. “Y esta ley”, según Estruch, “veta que, por ejemplo, otra persona eche una mano al cultivo y luego cobre su jornal en negro”.
A falta de Estruchs, me conformarían con que los periodistas dijeran algo y se mojaran en defensa del campesino, sobre lo que no dicen ni pío, no sea les retire el cabildo la publicidad. ¡Ah, vendidos al poder, y enemigos del pobre!
Este abogado, que conoce bien la historia de los tres campesinos multados, señala que el inspector les pidió un moderno contrato de trabajo, cuando la realidad del campo valenciano todavía es foral. “La tierra la trabajas tú y la disfrutas tú. No son grandes extensiones ni latifundios”, comenta Estruch.
Tenemos mayor rigidez aquí donde son implacables y abusadores al máximo. Ejemplos no pongo hoy, porque otra cosa no he hecho en por lo menos 30 años, que vengo defendiendo al campo y al campesinado, de estos depredadores que solo buscan dinero donde no lo hay (¡y lo encuentran!).
Pero la nueva ley es inflexible y exige un contrato social. Por eso se ha abierto un expediente sancionador. “Al final, los tres labradores han sido apercibidos pero no sancionados. Pero si reinciden, serán sancionados con una multa más grave. Esta es una ley de ámbito nacional. Mantenerla o quitarla depende del Gobierno o el Tribunal Constitucional”,
No, no sigo, porque no quiero torturar a nade. Basta con que usted, no puede limpiar su terreno. Tal vez se lo limpie un incendio. Lo malo, es que se lleven las llamas, también su casa.
El Padre Báez.
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