POPURRÍ 472:
En el Año de la Fe (96): Los hay que se aprovechan de los símbolos de la Fe: Fiestas, romerías, rosarios, estampas, bendiciones, etc.
Al habla el historiador (472):
Es mentira, el cabildo haya repartido 14.000 árboles frutales...
... los ha vendido.
¿Por qué no los planta el cabildo en lugar de venderlos?...
... los venden muy baratos, haciendo una competencia desleal y abusiva a los pobres que viven de los viveros.
Pero eso más barato, sale más caro, porque...
... te acechan a ver dónde los plantas, y como lo hagas en terreno sin permiso, o arranques algo protegido, ¡ya te la ganaste!
Si tienen tantos matos frutales, ¿por qué ellos solo plantan pinos?...
... es más que raro este asunto. Porque ahí es donde te cogen echado. Como plantes en donde no corresponda, o valles lo plantado, etc. ¡Viven de las multas, y esos matos vendidos, son el cebo!
Prefiero comprar en un vivero a 10,00 euros un olivo...
... antes que una vara de olivo por 2,00 euros del continente.
Pero nos engañan como a chinos de antes...
... que no son matos, sino esquejes.
Quiere que el campesino plante árboles frutales para reforestar...
... y ellos reforestan con pinos, madroños, viñátigos, cardones...
¿Por qué no vendían también...
... pinos, madroños, viñátigos, cardones...? Porque nadie les compraría ni uno. ¡Qué gran lección! Nadie del campo, planta basura; la plantan, ellos.
Dice animar a los jóvenes a que en esta época de crisis, vuelvan al campo...
... ¡pero si ellos el campo lo tienen vigilado, protegido, y no te lo dejan ni tocar y te multan! ¿Cómo se atreve nadie volver al campo así? Si desapareciera el miedo ambiente, el seprona y el mismo cabildo, se podría volver, pero así, ¡ni de broma! Ya no te dejan ni hacer senderismo, ni pernoctar por ahí...
Es mentira los agricultores se hayan beneficiado de esta campaña...
... se han beneficiado ellos, con un negocio redondo vendiendo varas, que se secarán fuera del vivero.
Los que están saltando de alegría son los de los viveros...
... al vender cuatro veces por debajo de lo que venden ellos, el traidor y abusador cabildo que arruina así a los profesionales de ventas de frutales. ¿por qué no venden pinos?
Por otra parte, bueno sería si los 14.000 árboles fueran olivos...
... pero del vivero El Rosal, de Godoy, de... ¡tantos y tantos, que con esto, no se comen un rosco!
Y ahora bien, cuando esos arbolitos, si pegan, cuando comiencen a dar fruto...
... ya saben lo que pasa, que el cabildo trae barcos de eso, y se tiene que comer la fruta el agricultor o tirarla. Así que..., ¡son la repera! Engañan a totorotas.
Yo no les cojo un árbol de esos...
... ¡ni regalado! Sería traicionar a los viveristas, que pagan seguros, impuestos, aguas, mantenimiento, personal, publicidad, etc.
Mientras miedo ambiente y el seprona, estén fijo encima de los agricultores...
... imposible resurja el sector primario, y menos repartiendo arbolitos y ellos plantando basura. ¡Que den ejemplo, y los planten ellos (los frutales).
Y otra: sabiendo el olivo pega de gajo, todo es cosa de plantarlos...
... sin necesidad de este “regalo” con veneno o trampa. Más de uno se va a arrepentir, haber comprado al cabildo sus matitos frutales. ¡Les van a salir muy caro! Ya lo verán. El padre Báez, no les engaña. Vuelvan a leer el popurrí y quédense, con los tres primeros.
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“... buenos días, Señor resucitado, que traes la alegría al corazón...” (Del himno de Laudes).
“... que aumente nuestra alegría...” (De las preces de Laudes).
“... mi alegría es el camino de tus preceptos...” (Salmo 118).
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Esta isla gran tabaibera...
... no lucha por su sector primario (ganadería y agricultura). Nuestra dependencia es casi al 98 % de los demás, para vivir; con lo nuestro, no sobreviviremos, si hubiera una hecatombe o un conflicto o tal vez una simple huelga en los puertos que nos importan. Es mentira, seamos autónomos, ni comunidad, ni nada; somos una colonia, y nos traen la comida como el alpiste al pájaro en jaula, si no se muere; lo mismo nos pasará. Nadie se moviliza. No tenemos líder que capitanee una guerrilla. Ya esto, no es vivir en paz. El hambre cabalga a sus anchas entre nosotros, y todos callan. Se puede estar gestando una guerra. Y eso, que éramos una gran isla, y entonces hasta nos llamábamos “Gran Canaria”; hemos devenido a un “gran tabaibal”, sin más, con solo pinos y retamas, sin nada que echarnos a la boca. Somos -si nos la dejaran trabajar el miedo ambiente (o séase: el cabildo y su seprona)- muy rica en recursos agrícolas y ganaderos. No explotamos nada; nos explotan. Tenemos un grave, gravísimo problema: el miedo ambiente, no deja tocar la tierra, ni tener un animal (a no ser que sea un perro). Tenemos –tendremos “incendios”, porque el “combustible”, está al alcance y es muy abundante al no haber ganado que se coma lo que va a arder (a no ser que un ejército de bomberos estén más de medio año en previsión, consumiendo millones en sueldos sin producir nada). Esto, es una ruina total. Se paga, por no producir, sino por estar. Y son más de 200 (los bomberos vigilantes), ¡y más que pondrán! La gente está triste; no hay alegría (arzón por la que este año, me propongo activarla con citas y llevarla a mis programas de Radio, con algún chiste y bromas). Tenemos dos gobiernos; y no hay gobierno, sino un desgobierno. Un gobierno, sin poder. No se administra; se roba. Se hacen boberías como embellecer la isla ¡con miles de euros, cuando no hay para asuntos sociales (y es un pobre ejemplo)! Solo los que gobiernan son ricos, sin trabajar. El ejército es como un parásito, no hace nada y gastan como cosacos, en ropas, comidas, desfiles y en carreras pedestres y otros deportes. La isla sufre hambre, persecución, control, miedo... Los jóvenes talentos, se marchan a dar lo mejor de ellos a otros. Se nos quedan los parados, y los drogadictos. Siguen entrando los inmigrantes, para los que no hay trabajo (¡no lo hay ni para nosotros!). Y no hay freno, ni control. No hay dinero. No dejan tocar el campo, que es fuente de trabajo, de riqueza, de comida. Los partidos políticos y los medios de comunicación sociales, están todos comprados, y solo nos hablan del carnaval y del fútbol, como si con eso comiéramos (pero nos entretienen, embobecen e idiotizan). Crecen los suicidios (no nos informan de ello, para evitar el contagio, y se les imite). Estamos sin identidad, celebramos la de otros (¡la de todos!). Estamos despersonalizados, españolizados, gobernados desde fuera. La isla se vuelve una selva impenetrable, sin más; preservada, protegida, vigilada. El campesino, se siente impotente; les han esquilmado y quitado su territorio (siendo el mayor en esa faena –quitar tierras- el cabildo). Ningún beneficio aporta ya la tierra; vetada, prohibida, multada. Se ha roto el ecosistema; se destruye un estilo de vida tradicional, y no se les sustituye por ninguno. Solo paro, hambre, delincuencia. Se liquida el pastoreo, y la labranza. Cáritas, está a reventar. Las Parroquias se convierten en dispensarios (gente sin fe, sin culto, sin sacramento, sin evangelio, sin hambre de Dios, solo para coger la comida que les dan los que son más pobres, pero que tienen fe, y que comparten lo que tienen, pero ellos, sin comer la Palabra de Dios). La Iglesia, sacándoles las castañas del fuego al gobierno, que no dan nada, no dan ni trabajo (cerrando el campo a cualquier actividad, que no sea la de plantar: madroños, acebuches, y cardones). Se viola el derecho humano del trabajo, y otros. No hay desarrollo, sino retroceso. No hay paz, sino sufrimientos. El miedo ambiente daña al medio ambiente. Atentan contra la vida de los campesinos (ya se cuentan los que se han suicidado por multas y cárcel, sin cometer ningún delito, sino hacer lo normal (abrir un camino existente entre la maleza, vallar una plantación para evitar se la coman los conejos; plantar algo en tierra con algo protegido [una retama o un verol]); levantar una pared que se cayó, etc., etc. Nadie pide la desaparición del cabildo, que destroza la agricultura y obstaculiza la ganadería, que son las fuentes de la comida y la salida de la crisis. Los de la administración –conocedores de permisos y normas- son impunes y rompen y destrozan cuanto quieren sin que la ley exista para ellos... Así anda esta desgraciada isla, sin esperanza, con mucho pesimismo. Y el cambio se ve muy lejos, y tanto, que muchos –por la edad- no lo verán.
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