“Aunque voy y vengo, no se me
olvida...
... lo
que en el fuego tengo”, y
tengo, el tema y grave asunto de los pinos (que como bien repitieran a coro los
jóvenes acampados: “¡¡la pinocha, no se
come!!”, y toda vez mis mejores amigos son hasta ateos, y jamás pensé
convertirlos, ¡allá ellos, que son cultos y tienen sus carreras, y uno de ellos
es Abogado, no dejaré mi amistad con Don Jacinto Suárez, por nuestra distinta
mirada a los pinos, a los que él, como veremos defiende o justifica e intenta
convencerme, y un servidor, no dejaría ni el que está junto a la Basílica de
Teror, pues al fin y al cabo, el templo sufrirá algún día el látigo de sus
raíces y lo pondrá en el suelo, pero antes lo veteará todo, y si no: ¡tiempo al
tiempo (aunque lo más seguro es que no lo veamos nosotros)!, y paso a mostrarles
el correo del gran amigo, que me dice (le contesto con
negrita):
¡Buenos días, Padre Báez!
Arde
el Valle de los Guinderos ( Jerte,19 agosto 2016 )
(Don
Jacinto, y arde la jara y matorrales, también los pinos, las encinas, pero no
las cerezas, éstas no arden y usted lo sabe); como es usted el rayo que no cesa en el tema
de los pinos
(“¡y
lo que rondaré morena!”, hasta que no frenen, dejen de plantarlos y no comiencen
a arrancarlos -si Dios me da vida y conocimiento-, lucharé contra ellos mientras
viva, como en la defensa de las cabras, que son los pinos los que acaban con la
biodiversidad y no las cornúpetas), observe que su argumentación renquea
algo
(¡asombrado
quédeme: ¿...?).
Pero puede plantar pinos, albaricoqueros o
calabaceras que, lo mismo da, que da lo mismo
(sinceramente,
no lo entiendo..., no lo cojo). Y,
manifestando el Padre Báez que para él el estudio es un placer (para servidor
leer),
(le recuerdo Don Jacinto: “el papel
aguanta lo que le pongan” y ello según el interés del que escribe, ¿o cree usted
en la pureza de intención de los escribientes o escribanos?), sabrá perfectísimamente que: el pino, en la
altura a la que debe plantarse, las nubes lo prefieren a los
naranjeros (si las
nubes hablaran dirían plántenme castañeros, que dan de comer al pueblo con
hambre, y éstos sí que atraen el agua), (que no traen sino enfermedades
[jamás propuse la plantación de
naranjos, ni siquiera en la costa y menos en las cumbres, aunque algunos
nuestros, como los de la Higuera Canaria, ganan a los de Valencia]). Ahora bien, el agua que pueda recoger es para
él (pero que no es
mucha, pues la aleja, y si en la tierra, la reseca buscándola y bajando el nivel
freático a donde está, y seguirá bajando, ¡seguro y cierto como Dios que está en
su Gloria!). Lo único bueno que hace es acolchar el suelo
con la pinocha (¿para
qué, si con la acidez y la resina y otros males impide nazca nada debajo de
ellos y de su pinocha?, ¡ni la retama!; y si no, suba a la Cumbre para que lo
vea), para que se filtre la lluvia y,
tranquilamente, atraviese las diferentes capas del terreno hasta encontrar una
impermeable, acumularse y, si logra una grieta por donde salir, hay un
manantial (desde luego, lo pinta como los ingenieros
y “técnicos” del cabildo, pero con todos mis respetos: “¡leche cacharro!”). De esta manera puede usted regar en las
medianías (Pero Don
Jacinto, ¿no se está regando y salinizando las tierras de medianías -y las más
bajas- con agua desalada, porque desde que se plantaron los pinos no hay fuente,
ni remanente, ni barranco hay que lleve agua, cuando en otro tiempo -sin pinos-
para que no se inundara Telde se le hizo un puente de siete ojos que a veces
hasta pasaba el agua por encima, y ahora, ¡ni en invierno se ven
charcos!?). (La cultura popular [o lo que es lo mismo: la sabiduría de los
ignorantes, si a los letrados los comparamos] me la pone en el baúl de los
recuerdos (y ya ve,
para los filósofos, más y mejor que el saber matemático, científico, ¡y el mismo
filosófico!, y usted...), Don Fernando; por lo del pino que no
deja... (crecer debajo
del pino, ni a otro pino, y usted sabe esto es una verdad como dos y dos que son
cuatro, y si no desea una vuela entre ellos a ver qué
encuentra).
Posiblemente, gracias al proceso relatado, el
acuífero isleño capte cada vez más agua (¿con
los pinos?), pero anualmente van a parar al mar miles de
hectómetros cúbicos de aguas pluviales, sin que nadie haga algo por acumularla o
para que se suma, y, de esta manera, suba el nivel freático (en eso le doy la razón: a Franco lo
llamaba “Paco Rana”, porque se pasó la vida inaugurando presas; desde que se
fue, no han inaugurado ni un estanque, ¿seré franquista por esto, o hago un
servicio a la Historia?) Hoy en día es imposible hacer obra alguna,
porque: diputados, senadores, concejeros, concejales, técnicos, ecologistas,
sindicatos oenegés, ampas y ocupas; asociaciones de: vecinos, juveniles e
inmigrantes; médicos, abogados, jueces alumnos y enseñantes
progresistas (¿y se
olvida del cabildo?), dirán que es usted un miserable, un tarado
capitalista y enemigo del pueblo (para un servidor, eso serían bendiciones y
méritos; si uno callara, ¡ni eso me dirían! Así que hasta les doy las gracias,
aunque se no lo personaliza en mí, ¡pero pudiera!). Las existentes, ¿quién las hizo? ¡Amigo
mío (no hace falta lo
repita)!
Hace cuarenta años que no se ejecuta nada
referente a este asunto. Nosotros, en la vida que nos queda
(una
cuarta parte, más o menos- si nos cuidamos),
jamás veremos, ni si quiera el inicio de una
construcción hidráulica. Alguien le dirá lo del salto Chira-Soria. Ahí sí que
hay "sustancia" para políticos y "ecolojetas". ¡Y qué bien lo
venden (no
lo he entendido, Don Jacinto, así soy de corto, contra)!
Saludos y ... "de torrente in vía bivet". Sal.
110.7 (que
traduzco, para los que no saben latín, aunque no le veo la aplicación: “... en el camino bebe del
torrente...”). (Como usted usa despedirse con un salmo, ¿le
dedicamos este al Cabildo, en su máxima figura? [un servidor al cabildo -como son ateos- le
digo: ¡dejen Veneguera tranquila y empiecen a arrancar pinos para que podamos
beber de los torrentes en el camino de nuestra vida!, si no: ¡nos morimos de
sed!] ).
*Como comienzan
sus filmaciones, le comunico que el lunes5 de septiembre tengo "pruebas" en el
Insular
(como
volvemos después del 14, tendré el placer de su compañía).
Usted tiene un magnífico plantel de
acompañantes (pero
ninguno como usted, Don Jacinto y, ¡se lo digo de corazón!, ¿quién con su nivel
entre ellos?), puede hacer rotaciones pare el continuo
cambio de caras (si
esa es su voluntad, la respetaré).
De todas formas, espero verle antes de esa
fecha (sabe,
es una de las mayores alegrías, encontrarte al amigo, ese otro que es como tú, y
un regalo de los dioses [de Dios]).
Chao. (¡Adiós, y un muy cordial saludo, con un abrazo
fraterno! [Don Jacinto, permítame una broma: Si n estuviera jubilado, y tuviera
edad de trabajar, seguro el cabildo lo contrataba, y le daba trabajo seguro,
pero ya mismo! Necesita gente como usted, no como el Padre
Báez).
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Siguen llegando testimonios de los jóvenes (uno entre
otros) que acamparon en Telde (se llama Caleb [nombre bíblico], vino con su
novia y va a ser Historiador, pero teme le falseen la Historia, durante la
carrera y no le digan lo que oyó en la Acampada, sobre los guanches y
demás:
Gracias al Padre
Báez, al Guanche y a Juan Antonio he pasado uno de los mejores fines de semana
sin duda alguna, gracias por enseñarme lugares que pensé que jamás vería y darme
la oportunidad de realizar actividades tanto físicas como culturales que jamás
olvidaré. Muchas gracias!!!!! #ComanPinocha
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“... procede
honradamente, practica la justicia, ten intenciones leales, no calumnies, no has
mal a nadie, no difames...” (salmo
14).
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