Un, dos, tres, tabaibero…
“… han salido en el mundo
muchos embusteros… estad en guardia… y no perdáis vuestro trabajo…” (de la
segunda carta de del apóstol san Juan 4-9).
“… me atacan con furia… la
guerra que me hacen, porque son muchos contra mí sus palabras son más suaves que el aceite,
pero son puñales…” (del salmo 58).
“… la gente… sobrecogida de
temor… corrió a esconderse…” (del libro del profeta Daniel 10,
1-2).
“… me perseguían sin motivo…
detesto y aborrezco la mentira…” (del salmo 18,
161-168).
“… afilan sus lenguas como
serpientes, con veneno de víbora en sus labios… hombres violentos, que preparan
zancadillas… me esconden trampas… perversos me tienden una red… por el camino me
colocan lazos” (del salmo 136).
“... encerrado, no puedo
salir, y los ojos se me nublan de pesar me han consumido... me rodean como el
agua todo el día...” (del salmo 87).
… no, no es en recuerdo de aquel viejo programa que
comenzaba así, ¡ni mucho menos! La cosa es la siguiente, si colocamos a tres
personas -y que las numeremos o no, eso es lo de menos-, pasa que dos trabajan y
uno está en paro, o si lo quieren de otra manera, de cada tres personas en el
Tabaibal (antes Canarias), una está de brazos cruzados, y no precisamente
rezando, sino buscando dónde poder pegar. Y la cosa se resume diciendo que, en
este lugar donde siempre hubo trabajo hasta de sobra, siempre que se cultivaba y
había ganadería, desaparecidas ambas, y todo lleno de tabaibas, y plantando
pinos como locos, sin ton ni son en todas partes, aún en medio de almendreros,
castañeros, nogales, higueras, etc., etc., el paro se apoderó de la isla en un
tercio al presente, lo cual si camina al 50 %, la mitad trabajando, y la otra
mitad mirando y pasando hambre. Y, resulta, que ese uno de cada tres que no
trabaja, si el cabildo les diera libertad, para que cultiven la tierra, más allá
de sus tabaibas protegidas, y se dediquen a la ganadería (más allá de los
perros), si el pueblo en paro en masa se volviera al campo, comíamos de lo de
aquí, habría trabajo para todos los parados, e incluso podrían venir de fuera
porque cuantas más manos en el tajo, mejor que mejor o mayor producción, pero
esto sería la ruina del cabildo que vive de las multas y de las comisiones de
las grande áreas o multinacionales que nos traen comida basura de fuera, y por
eso prohíben la comida de aquí, que además de alimentarnos mejor, es más barata
y fresca, pero frescos ellos, viven a
costa del paro, y por eso paran a un tercio, que no es precisamente el de la
legión, sino la de una masa, también legión, de hambrientos por parados,
teniendo tierra (¡y la mejor del mundo!), por ser multados si en cualquier
acción ya sea de cultivo o con ganado, se roza uno con una tabaiba, ¡entonces,
ya no te libra nadie de la multa o multazo, por lo que ni sabes hiciste, por
haber hecho algo tan natural como arrancar algo que molesta y que impide el paso
o el cultivo, y toda vez no es comida de animales, ¡y mucho menos de personas!,
es algo que sobra y bien sobrada está la isla de una planta que solo beneficia
-por las multas en su protección- al cabildo y a tal fin tiene a los
recaudadores que multan a diestro y siniestro, y sin consideración y de forma
tan desproporcionada, que supone la ruina del pobre multado, que para no ir a la
cárcel, se suicidan y son ya varios los que se quitan la vida, y todo para que
vivan las tabaibas. Pues, amigo si es usted el número 2 o 3, está salvado -no
sabemos hasta cuándo-, pero si es usted el 1 -aunque el orden es lo de menos, y
así si es usted el 1 o el 2, está bien pero si es el 3, está en paro, y ello
habiendo campo que y en donde cultivar y animales lecheros -no como la leche de
las tabaibas- que darían trabajo y comida a los números 1 o 3; o más sencillo,
de cada tres, dos trabaja y uno al paro; pero la cosa va in crechendo, como dicen en la música,
con lo cual pronto seremos la mitad; es decir, de cada 10, 5 trabajan, y 5
miran. Y la tierra, y los animales, ¡ni los toquen! Y son ellos (animales y
tierra), los que darían trabajo de cada 3, a los 3; pero… el cabildo multa al
que trabaje en tierras y animales, y por eso, paro creciente, y a
más.
El Padre Báez.
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Es lo que hay… y hay quienes lo entienden (¡y son cada
vez más, muchos!):
Compruebo que
continúas muy madrugador y, erre que erre, con tus escritos, como éste tu
artículo "Cáritas y las tabaibas", para conseguir el muy necesario
desmantelamiento total del falso mito cabildicio de que es necesaria la
protección de las tabaibas, mientras sigue ninguneando todos los sectores
primarios: los que nos alimentan y producen más benditos
empleos.
(F. D.
G.).
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