Pena, vergüenza y dolor,
tengamos que depender de la caridad para poder comer...
Pena, vergüenza y dolor,
tengamos que depender de la caridad para poder comer, cuando hasta no
hace tantos años, dábamos de comer al mundo; ahora, del mundo nos viene la
comida, y seguimos teniendo la misma tierra, pero ocupada o llena de pinos, los
mismos que impiden cualquier otro cultivo, y por si era poco, cuando nadie sin
cabras, ahora, el cabildo por si era poca la reducción -al borde del
exterminio-, mata a las libres. Y mientras, no te dejan tocar la tierra, de
donde sale la comida; el pueblo en masa, tocándose la barriga –por hambre- y de
brazos cruzados, porque -repito- si tocas la tierra, ¡multa que te pego! Toda
ella reservada para poner más pinos (el doble de los que ya tenemos, para
nuestra mayor desgracia). Y, es que para atajar la pobreza, solo hay una
solución: volver al sector primero o primario (justo lo que el cabildo persigue
y prohíbe), y no de forma ridícula y mínima, sino de manera total. ¡Nadie con
las manso en los bolsillos, o mirando fútbol por la tele y periódicos, sino con
la azada y el cabresto en las manos. Y hablando del campo: dejan ir el agua al
mar cuando llueve, y después riegan con aguas tratadas, con mierda y sal, para
acabar con la poca tierra que se libra de los pinos. Si miráramos hacia atrás,
veríamos todo lleno de trigo, de papas, de coles, de..., ¡comida!; al presente:
tabaibas, retamas, zarzas, cañas..., ¡basura!, y la tienen toda protegida. Y
mientras cuales pajaritos en el nido, esperando la comida al pico, sin moverse
del nido. Que dependemos de fuera (¡nada de dentro!). Se vive ya en la exclusión
social generalizada. La leche ya no baja del campo o de la azotea, sino de
Cáritas y la cruz roja. ¡Y a saber cómo y de qué calidad es cuanto nos entra por
el Puerto, y allí retenido y luego en ese reguero de carreteras y almacenes! Y
aquí ya, se pasa hambre, hambre que crece y no se la sacia sino que se la
entretienen con el fútbol (y en ello la contribución de los Medios de
Comunicación, que de cuanto digo aquí, absolutamente nada y de fútbol todo y
más. Ya, las colas de peticionarios, cuales mendigos o venezolanos, o
beneficiados de lo que nos mandan de fuera. Vivimos -malvivimos- de ayudas; no
de nuestro sudor, que es de donde tiene que salir el pan, y todo lo demás.
Pero..., ¡y los grupos políticos, diciendo cada uno: “¡el nuestro es
mejor que el tuyo, el tuyo es corrupto, ladrón...!”, ¡y no
sigo!
El Padre Báez, Pbro.
22-06-18
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