Al PP tabaibero (y a los otros también), les
faltó...
... (y aprendan los otros): les faltó: humildad,
sencillez, cercanía, escucha, atención, sonrisa (no solo en campaña),
amabilidad, diligencia, menos procesiones, más Misas (estar con el pueblo, pero
no solo en Fiestas, sino todo el año), imitar a Don José Macías, etc.; por
tanto, les sobró: soberbia, orgullo, distancia, oídos sordos, desprecio,
seriedad, indiferencia, lentitud, quitarle los primeros bancos en los templos a
los creyentes, indiferencia religiosa (no te iban a Misa, con la gente
sencilla), se distanciaron del modelo Macías.
Y ya en el colmo, la arrogancia de
Soria, es que rechazaba su sola presencia, con esa mirada de pocos amigos. Y
claro, esa prepotencia, ese creerse que así iban a seguir siempre, fue calando
en el pueblo, que cada vez los veía más lejos y distantes, inaccesibles y hasta
invisibles, es lo que les dio este batacazo en general. Y aviso a caminantes:
los que se aúpan, y suben y suplen, no olviden esa no es la actitud idónea, ni
correcta de servir, servir (criados del pueblo, no sus señores), es lo que el
pueblo necesita; nada de distancias o alturas, sino cercanía y abajamiento. Todo
esto, es lo que a uno -a voz de pronto- le viene a la cabeza, y es que un
partido, ha de ser -salvando la diferencia- como la Iglesia: estar al servicio
de la feligresía, en un atender, en un sí constante, en un saber estar, sin
discriminar, sin ay-untamiento. Y,
cuando se sirve a una comunidad creyente
en la mayoría, y los que están para administrar, viven de espaldas a la fe del
pueblo, como que se distancian y solo se acercan a los que sin fe, son como
ellos, y al fin la mayoría -dentro de cuatro años- vuelve a examinar:
comportamientos, actitudes, formas de ser y estar, más que la gestión, logros,
economía, puestos de trabajo, etc., etc. Creo, ya es hora, se escriba algo
parecido a cómo gobernar; pues, no así en tiempos pasados en la Historia, donde
y cuando se instruía y enseñaba cómo ejercer la autoridad, y sin estos
conocimientos o consejos, los que estén este cuatrienio, que comiencen a
despedirse, porque de cierto, seguro, matemático, los echarán (o botarán). Pues,
resumamos, y así los descolgados podrán repetir, y volver: lo primero y más
importante: no se les suba el cargo a la cabeza, ya sea alcalde, teniente o
simple -atención a lo de “simple” concejal-, con sencillez y humildad, con
acogida y atención, con asemejarse y abajarse, con no creerse el cargo y
ejercerlo como un servicio o entrega, sin excepción de personas, credos,
afiliación política, procedencia, nivel cultural, etc., etc. Que todos somos
iguales, y antes del cargo -o carga- el que está con el bastón o/y les ayudan,
eran del montón o de la base, y la nueva situación, no debe cambiarle la actitud
o comportamiento, estilo o talante. Me contaron: siempre Don José Macías, cogía
la guagua desde el aeropuerto a Las Palmas, como todo el mundo; no así el hoy
retirado por supuesto maltrato, que se acercaba al bajar del avión dirigiéndose
a los del suelo, preguntando: “¿dónde
está el coche privado que me tiene que recoger?”; ¡coge la guagua, como todo
el mundo, hombre! Tal vez por eso, estás ya fuera de juego, no sé si saben a
quién me refiero, pero eso importa ya poco. Resumen: sean humildes, y repetirán,
aunque no sean eficaces. La gente valora más estas virtudes, que el res, res (en latín: hechos, hechos). En fin, son los consejos de un
pobre cura (lo del consejo, es uno de los dones del Espíritu Santo), y bueno
sería tenerlos en cuenta (de lo contrario: ¡ahí tienen a psiquiatras y
psicólogos, que de cierto, nada dirán parecido a esto). Por todo ello: mensaje a
los nuevos en poltronas y sus secuaces: fotocopien este escrito, y cuando no
todas las noches, léanlo de vez en cuando, pero nunca menos de una vez por mes.
Y seguro, repetirán; si no: ¡preparen la despedida desde
ya!
El Padre Báez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario