POPURRÍ 524:
En el Año de la Fe (148): Credo Domine, adauge nobis fidem! (¡Creo Señor, aumenta en nosotros la Fe!).
Al habla el historiador (148):
Peligra el turismo, y a pesar de ello...
... no se toca el campo (verdadero y único sector primario, hace medio siglo abandonado).
¿Por qué será que los pregones de los santos...
... los hacen gente atea, agnóstica, aconfesionales, que no van a Misa, laicistas, etc. (¡ah, es que son políticos, y buscan votos!).
¿Y todavía siguen algunos...
... en carnaval? ¡Vaya carta de presentación!
¡Dios, qué artera de carnavales...
... si al menos los callaran por vergüenza y dignidad!
Pero, es que da la impresión...
... presumen de sus vergüenzas.
Pues ya estamos, en la IV semana de Cuaresma...
... ¡es que no se enteran, por más que se lo repitas!
Los hay –mayoría- que confunden “agricultura”, con...
... plátanos y tomates.
Pues, cuando acaben con los tomates...
... ¿con qué se quedan?
Plátanos ya...
... casi ni quedan. Todos los estanques para sus riegos, los han roto.
¿Y qué es el trigo, el millo, las papas, las coles...?
... ¡son sustituidas por retamas, tabaibas, cardones, escobones...!
El negocio –para el cabildo- está, en traerlo todo de...
... ¡ni se sabe de dónde! Todo de fuera, de malas tierras.
Nada producimos...
... todo lo importamos.
En el gran tabaibal, cada vez...
... se gasta menos en compras para comer.
Por lo pronto, nos quedan...
... los campos de fútbol, que algo es algo.
Aunque en ellos, solo se cosechan...
... goles. ¿Los comeremos?
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“... se alegraron de aquella bonanza, y él los condujo al ansiado puerto...” (Salmo 106).
“... los rectos lo ven y se alegran, y comprenden la misericordia del Señor...” (De la tercera antífona del Oficio de lectura).
“... los rectos lo ven y se alegran, a la maldad se le tapa la boca...” (Salmo 106).
“... de manera que, cuando hacemos el bien, hemos de hacerlo, no tristes, sino con alegría...” (De los sermones de san Gregorio Nacianceno, obispo).
“... que los humildes lo escuchen y se alegren...” (Salmo 33).
“... llenos de alegría, al celebrar un año más la Cuaresma...” (De la oración de Laudes).
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Proceso en el campo:
Es este tema que nos llevaría muchísimo espacio, y como tal no sería leído –por demasiado extenso- sino por muy pocos lectores de un servidor, razón por la cual, hay que hacer una síntesis muy apretada y breve, y dejar para otro tipo de publicación (un libro) este tema tan basto, de ahí que aquí solo apuntamos un breve esquema, muy vacío de contenido y con enormes lagunas, pero digámoslo al menos en pocas palabras o tipo telegrama: Todo comenzó al comienzo del año 1950, cuando el cabildo mandaba cartas a los pastores para que vendieran sus ovejas y comprarles las tierras, con amenazas y mentiras, en las que cayeron los pobres campesinos, que perdieron sus propiedades y sus trabajos (poseo un gran documento con fecha de 1952, donado en fotocopia por Paco Cabrera, q. e. p. d.). De pronto comienza el turismo a vaciar el campo. Se comienza a abandonar la economía de siempre por una que dependía de la inseguridad y variabilidad de los turistas, que eligen según sus dineros, lugares ofertados, seguridad, y otros elementos movibles, y empiezan las sombras negras –que aún perduran y van a más- y la ruina. El campo pierde protagonismo y poder poco a poco, hasta el presente, en el que lo que queda es insignificante, no llegando ni al 2 % lo que se produce, del 50 % que debiera producir. La playa robó al campo lo mejor: el campesino, que se volvió camarero sin saber idiomas, ni tener preparación que hace al turista se retire poco a poco ya más, por no tener un personal cualificado, entre otras razones. Todos huían de la dureza del campo en busca de dinero fácil, lujo y descanso. Comenzamos a perder producción, hasta casi desaparecer y quedar algo testimonial y familiar para aquellos que a duras penas se mantienen a pesar del acoso y derribo por parte del miedoambiente y el seprona (el cabildo). Los recuerdos de infancia, están todos metidos en el campo; y es que toda familia, estaba, vivía, procedía en y del campo, y fuera de él solo había hambre. Nuestros antepasados, nuestros abuelos, nuestros padres eran todos campesinos (aún en la capital se cultivaba y lo mismo ocurría en los grandes pueblos como Las Palmas (capital), Telde y Arucas). Nuestra desgracia fueron los miles y millones de turistas, que nos ha vaciado el campo, y sin retorno al mismo por prohibición al estar todo protegido y controlado o vigilado, y ahora ya con la disminución de turistas, pronto ni uno (el campo) ni los otros (los turistas). En pocas palabras, dejemos lo que la historia nos llevaría a mucho y muchísimo más espacio, pero que aquí y ahora solo queda en un esquema muy apretado. Dejamos, sin más ese trasfondo de un tiempo o periodo de tiempo que cambió, para mal y peor el mundo rural, el campo, la sociedad tabaibera; fue entonces, el comienzo del fin, el cambio, el drama...
El Padre Báez.
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