sábado, 2 de marzo de 2013

Popurrí 517 y ¿Queda tierra en el campo?

POPURRÍ 517:
En el Año de la Fe (141): Todo el tiempo, todos los años, han sido: años, siglos, eras..., de la Fe.

Al habla el historiador (141):

Algo de esto, habría que hacer...
Buenos días padre Báez, le comento que el correo de Maria es genial. Yo propondría una manifestación de agricultores y ganaderos de toda la isla, con los oportunos permisos, por toda la capital o municipios y seguro que saldríamos en todas las televisiones nacionales y radios, me apuntaría incondicionalmente y apoyaría la idea, llamaríamos a la gente por diferentes medios o lo que tuviésemos al alcance de la mano. ¿ Por qué tenemos que seguir aguantando que estas personas que tienen sus tierras no puedan ni quitar un simple verol o tabaiba o abrir un simple camino para acceder a sus terrenos con una yunta de vacas o un tractor para arar, plantar y  recoger el fruto que nos da? ¡Basta ya de tanta persecución por todos lados! ¡Unámoslo y hagamos una piña y defendamos lo nuestro, ya es hora…! Cuente conmigo. Siento vergüenza ajena e indignación al enterarme que en mi tierra esté pasando esto. Siga adelante Padre que seguro que algún día -Dios lo quiera- se den cuenta de la verdad de la que usted cuenta.
 Saludos Cordiales Padre Báez.
 L. Sosa R.

Disculpen mis amigos, estos correos que les adjunto, pero lo hago, porque...

... creo nos dan luz y ánimo.

Pero sigo insistiendo, lo primero sea divulgar estos comentarios...
... y hagamos que otros los conozcan, reproduciéndolos, por favor, en todos sus contactos y usando todos los medios al alcance de ustedes. ¡Gracias!

Que das una vuelta por la isla, todo verde a rabiar, emboscándose todo...
... y no ves una cabra, ni un campesino, por ningún lado.

Allá arriba en Caideros de Gáldar, anda Miguelito Jiménez...
... con cuarenta ovejas, con 83 años, y ya no puede ni caminar, pero sigue.

No se ve el relevo, por ningún lado...
... es que la leche asturiana, es mejor y más barata.

La poca nuestra, vale menos que un litro de agua...
... como para animarse a ser pastor, y pague usted piensos, granos y hierba traída de fuera (porque aquí, ¿no hay?).

¿Reservan la hierba de aquí, para que arda en verano...
... en incendios que previenen 200 bomberos?

Ya el campo, no es para sembrar trigo...
... sino para correr en trail.

Ahora ya no vienen turistas...
... vienen atletas a correr, por nuestros campos abandonados.

Mientras, ya en la tercera semana de cuaresma, y algunos siguen en carnaval...
... no se han enterado hace tres semanas acabó en el mundo y que solo dura tres días. Así nos idiotizan, echando balones fuera.

Y, ¿por qué será que los alcaldes...
... no quieren la reducción y desaparición de ajuntas y mientos.

Y, ¿no sobra el cabildo...
... teniendo Gobierno autonómico?

Ya saben, los escritos de los politiquillos que llenan páginas en los periódicos...
... ponen sus nombres, pero no los escriben ellos. ¡Ah mentirosos! Los míos (de un servidor), ¿quién los escribe? ¡Ahhh...! ¡Amigo!

Y cuando aquí se escribe o habla de la “independencia”...
... es del País Vasco o Cataluña. De aquí no, porque después viene el moro y nos moriríamos de hambre. Así nos amedrentaron.

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“... todo lo mío es tuyo: deberías alegrarte...” (Del Evangelio según san Lucas).

“,,, tus acciones, Señor, son mi alegría...” (Salmo 91).

“... el justo se alegra con el Señor...” (Salmo 63).

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¿Y queda tierra en el campo?

Me contó Miguelito, pastor de 83 años, todavía con un buen puño de ovejas (unas cuarenta), de Caideros de Gáldar, que siendo él niño, acompañó a su padre, de trashumancia, y que al llegar a donde iban a pasar una temporada -propia del viaje y cambio-, al ver la tierra vacía de comida, éste le preguntó y dijo a su progenitor, que allí, no había nada que pudiera comer el ganado, a lo que el mayor (el padre) le dijo al entonces niño: “¡Jijo, a la tierra le da vergüenza dejarse morir de hambre al ganado!” Pues bien, viene esto a cuanto, porque la tierra, la tierra a pesar de que el cabildo está detrás de toda ella, para comprarla, la tierra, no se vende. La tierra no se vende, porque no hay traición mayor que a nada ni a nadie se le pueda hacer, dado que la tierra, desde que el mundo es mundo, otra cosa no ha hecho, sino darnos de comer. Y ello, dependiendo de los años de lluvia o sequía, habrá sido más o menos, mucho o poco, pero siempre nos ha dado algo; más aún, nos ha dado cuanto ha podido y más, aún exprimiéndose en ese intento de no dejarnos de dar la comida, que a tal fin –se crea o no- nos la dio el Creador, para sustentarnos y sostenernos. Siempre fue la depositaria de cuanto en ella se sembrara, fuera semilla o plantas, y cual madre –así la llama San Francisco de Asís-, y por tanto femenina, lo suyo fue preñarse, germinar, engendrar, cual seno materno para darnos a luz la comida. Ella, la tierra, cual depósito de alimento, despensa y almacén, siempre tuvo comida, más allá de las carencias de agua y el requemado del sol. Los veranos más fuertes, no pudieron acabar con su generosidad, si bien menos abundante, pero siempre generosa, nos dio hasta lo poco que podía, sin guardarse egoísta para ella lo que el pueblo le pedía y ello a duras penas, siempre dándonos el fruto de sus entrañas, aunque pareciera agostada y sin fuerza para producir nada o algo, siempre estaba allí con comida para quien la trabajara, y sin trabajarla, y a veces con la sorpresa de sus exquisitas frutas (y frutos), escondidas e inesperadas. La tierra, como mujer, como hembra, como persona, como humana, nos da siempre ejemplo de  bondad, de dádiva, de entrega, de donación, de..., y en tiempos de pobreza, de poca comida, de hambre, de miseria, de paro, de crisis, de abandono de ella, de prohibición de cultivarla, de..., ella caritativa, llena de amor, siempre da, nos da, se da. Y da abundantemente, da sin límite, da siempre. Lo suyo es dar. Con cuanta razón, el padre de Miguelito Jiménez Moreno –el pastor mayor, el pastor rústico-, le decía a su pequeño hijo, aquello de: “¡Jijo, a la tierra le da vergüenza dejarse morir de hambre al ganado!”, pero hay más: la tierra, si no la compra el cabildo, usando de las estrategias de: acoso, enviados, engaño, malversación, presión, etc., es lo único que nos queda. Mientras nos quede la tierra, hay esperanzas, pero si se las apropia el cabildo, esa será nuestra mayor desgracia: la muerte. Si no nos queda la tierra, ¿qué nos queda? Lo dicho.

El Padre Báez.

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