Mis cabras, mis pobres cabras...
Mis cabras, mis pobres
cabras, a pesar de ser las más ricas del
mundo, pero, el cabildo les da la puntillada de muerte, o eso parece, porque la
cosa es engañar a Europa, y de paso nos lo creemos, pero cosa harto difícil e
imposible, y si lo consiguieran van a volver, pero mientras nos tienen en vilo.
Pues que ya va a la definitiva, y es que se les acaba el plazo para devolver el
dinero que Europa les ha regalado para eso, y se lo tienen que devolver a no ser
demuestren han matado a las cabras, las mismas u otras que van a seguir y
redobladas toda vez es actividad que va a menos y pastores hay que ante el bajo
precio de la leche, lo mismo el del queso, y nada la de la carne, prefieren
soltarlas antes que se les mueran de hambre en las explotaciones, con lo que por
mucho que diga el cabildo ha barrido el Macizo del Noroeste donde –mintiendo-
diga no queda una cabra, ellas siguen y van a seguir como lo llevan haciendo
desde hace más de tres mil años, que traídas por los romanos antes de que
llegaran los cannariis, después llamados guanches (que quiere decir “los de
aquí”), llevan en su “terreno” más propio para y de cabras toda la vida,
pero..., el cabildo quiere plantar pinos donde las cabras, y ahí está el nudo de
la cuestión, eso sí, con el miedo en el cuerpo, ya el cabildo no habla de
matanza de cabras sino de control de cabras; pues que prepara informar a Europa
–mintiendo- diciendo las ha apañado –otra metáfora- y ello, que casi por arte de
magia, dado que la brujería no existe, las ha desaparecido, ¡y ya no están, ni
quedan o hay!, y vas por Gu-Guy y las ve saltando y las oyes balando. Dicen las
retiran –eufemismo de las matan- y ello, repito, es imposible y de lo que dice,
ni una sola imagen, porque es que es de risa, han ido hasta con saltadores del
palo canario, que como es sabido se baja con él, y no se sube ni se alzan hasta
donde ellas en lugares inaccesibles, pues que siguen hablando de cabras
asilvestradas o salvajes, cuando se trata de cabras libres y no como también
gustan llamarlas guaniles (esto por precisar, y además, si el censo de las
cabras el numero de machos –o cabrones- es mayor, ¿por qué hablan de cabras y no
de machos cabríos? ¡Nada, que no se enteran!; pero, esto es lo de menos. En fin
que miente el cabildo hablando de un gran corral donde meten o ponen a las dos
cabras cojas que han pillado y hablan de ellas como si fueran doscientas,
quedando sueltas más del doble. Total, que estamos a las puertas de saber si han
de devolver el dinero ante la ineficacia de apañarlas, cosa imposible por
absurda e irracional. Así que sea lo que sea, digan lo que digan, pase lo que
pase, devolviendo o no el dinero, las cabras vana a seguir por los siglos de los
siglos. Amén (que quiere decir: así es. o cierto, verdad). Pero conste: no ha
habido ninguna colaboración social, porque al cien por cien todo el mundo está
en contra de sacar de allí a las cabras –que hasta mejoran el paisaje-, y los
dos que han ido, me han dicho que lo que han hecho es espantarlas y no han
cogido ninguna, sino que han dado a entender lo hacían –un paripé- pero que no,
y es creíble, porque son pastores y un pastor no mata una cabra por nada del
mundo, han dado y dan la vida por ellas. Así cabildo, que déjate de matar cabras
y de plantar pinos, ¡anda, entra en razón!
El Padre Báez,
Pbro.
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