viernes, 7 de septiembre de 2018

Mis cabras, mis pobres cabras...

Mis cabras, mis pobres cabras, a pesar de ser las más ricas del mundo, pero, el cabildo les da la puntillada de muerte, o eso parece, porque la cosa es engañar a Europa, y de paso nos lo creemos, pero cosa harto difícil e imposible, y si lo consiguieran van a volver, pero mientras nos tienen en vilo. Pues que ya va a la definitiva, y es que se les acaba el plazo para devolver el dinero que Europa les ha regalado para eso, y se lo tienen que devolver a no ser demuestren han matado a las cabras, las mismas u otras que van a seguir y redobladas toda vez es actividad que va a  menos y pastores hay que ante el bajo precio de la leche, lo mismo el del queso, y nada la de la carne, prefieren soltarlas antes que se les mueran de hambre en las explotaciones, con lo que por mucho que diga el cabildo ha barrido el Macizo del Noroeste donde –mintiendo- diga no queda una cabra, ellas siguen y van a seguir como lo llevan haciendo desde hace más de tres mil años, que traídas por los romanos antes de que llegaran los cannariis, después llamados guanches (que quiere decir “los de aquí”), llevan en su “terreno” más propio para y de cabras toda la vida, pero..., el cabildo quiere plantar pinos donde las cabras, y ahí está el nudo de la cuestión, eso sí, con el miedo en el cuerpo, ya el cabildo no habla de matanza de cabras sino de control de cabras; pues que prepara informar a Europa –mintiendo- diciendo las ha apañado –otra metáfora- y ello, que casi por arte de magia, dado que la brujería no existe, las ha desaparecido, ¡y ya no están, ni quedan o hay!, y vas por Gu-Guy y las ve saltando y las oyes balando. Dicen las retiran –eufemismo de las matan- y ello, repito, es imposible y de lo que dice, ni una sola imagen, porque es que es de risa, han ido hasta con saltadores del palo canario, que como es sabido se baja con él, y no se sube ni se alzan hasta donde ellas en lugares inaccesibles, pues que siguen hablando de cabras asilvestradas o salvajes, cuando se trata de cabras libres y no como también gustan llamarlas guaniles (esto por precisar, y además, si el censo de las cabras el numero de machos –o cabrones- es mayor, ¿por qué hablan de cabras y no de machos cabríos? ¡Nada, que no se enteran!; pero, esto es lo de menos. En fin que miente el cabildo hablando de un gran corral donde meten o ponen a las dos cabras cojas que han pillado y hablan de ellas como si fueran doscientas, quedando sueltas más del doble. Total, que estamos a las puertas de saber si han de devolver el dinero ante la ineficacia de apañarlas, cosa imposible por absurda e irracional. Así que sea lo que sea, digan lo que digan, pase lo que pase, devolviendo o no el dinero, las cabras vana a seguir por los siglos de los siglos. Amén (que quiere decir: así es. o cierto, verdad). Pero conste: no ha habido ninguna colaboración social, porque al cien por cien todo el mundo está en contra de sacar de allí a las cabras –que hasta mejoran el paisaje-, y los dos que han ido, me han dicho que lo que han hecho es espantarlas y no han cogido ninguna, sino que han dado a entender lo hacían –un paripé- pero que no, y es creíble, porque son pastores y un pastor no mata una cabra por nada del mundo, han dado y dan la vida por ellas. Así cabildo, que déjate de matar cabras y de plantar pinos, ¡anda, entra en razón!

El Padre Báez, Pbro.

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