sábado, 20 de noviembre de 2010

INVASIÓN VERDE:



Que andan muy preocupados los del Miedo Ambiente, porque nos están invadiendo flora extraña, y así poco a poco, se nos ha ido llenando la isla de plantas de otros planetas; es decir de flora venida de fuera, que se va adueñando de la isla poco a poco y va desplazando lo nuestro, lo autóctono, lo de aquí. Y la cosa esta, es algo más que grave, porque tarde se han dado cuenta estos del cuento del Miedo Ambiente, que han tenido asombrado al personal campestre para que no sieguen ni la rama de papas, y las retamas ya nos comen, y ya no se puede caminar por la isla, llena de escobones, de zarzas, de tuneras, de cañas, de maleza, porque todo lo tienen protegido, y ello, hasta tal punto que si arrancabas algo te multaban y ahora me cuentan, que a una familia les han dicho o arrancan todo esos hierbajos -los que ellos mismos les prohibían y hasta multaron por arrancar algunos, les han dicho, que o los arrancan ellos (los dueños) o va el Gesplán y se los arrancan y después les pasan la factura. Con lo que estos memos, metidos en estos menesteres del campo, siendo capitalinos o niños de pueblos, que nunca han visto un jaramago y no los diferencian del jaramagón, ahora, están preocupados, porque nos invaden flora o yerbas del mudo más cercano, como son el rabo de gato, pero también de los que nos han llegado de América y del mundo entero, porque aquí entran bichos raros del mundo y plantas del planeta todo y de todas. Y ya el paraíso que éramos es doble o triple porque tenemos de todo, el jardín canario, antes estaba e Tafira, ahora está en toda la isla, pero ya no son plantas de Canarias solo, sino que plantas del mundo están representadas todas en la isla; y pasa lo siguiente, que en lugar de erradicarlas, cosas que no se puede, porque te prohíben hacer fuego o quemarlas, digo que en lugar de erradicarlas, o acabar con ellas, sea como sea, con sierra, jose (hoz), guadaña, tractores-segadoras, etc., o simplemente arrancándolas a mano, cosa que no hacen, ni dejan hacer, ellos mismos, son los que favorecen esa invasión plantando madroños de Madrid, y así flora y árboles extraños, y peor, cuando se pasan la vida reforestando o forestando con plantas inútiles como son los cardones, los balos, las tabaibas, y yerbajos todos que no dan nada; y ahora, asómbrense mis amigos, la única planta invasora que nos dan comida: las tuneras, dicen que hay que arrancarlas, y las están arrancando, como son la tunera común, y la tunera india, que una y otra mata el hambre a personas y animales (los lagartos, entre otros animales [pájaros incluidos], se alimentan de los tunos, que son el mejor postre y la mejor medicina, y más si son los indios); de los primeros, pudiéramos tener la industria de azúcar de tunos, y de los indios, licor y mil otras exquisiteces, pero Miedo Ambiente dice es planta invasora y hay que arrancarlas; una tabaiba y una retama, no porque la primera da leche, y la segunda belleza al campo (comeremos estética), y es el caso que tenemos una miseria de Miedo Ambiente, que tarde se enteró nos invadían plantas extrañas; y ellos plantando acebuches en lugar de olivos; tarde  se han dado cuenta que nos invade flora extraña, y no se dan cuenta la isla está invadida de la flora propia: toda llena de zarzas, cañas, pitas, escobones, etc., que tienen la isla convertida en un bosque impenetrable y que avanza a pasos de gigantes; pronto, si no arrancan los pinos, nos quedamos sin terrenos, todos invadidos de maleza, que estos malos políticos han permitido y la han llenado toda de basura, en lugar de plantar papas, millo, coles, lechugas, calabacinos, calabaceras, judieras, ¡vamos: de todo! Pero, controlado todo, todo prohibido, y ahora, la yerba mala y la extraña, se ha comido y se come la isla, sin que haya remedio, sino un previsible incendio (¡no!), que limpie la isla de tanta maleza; eso (¡sí!) un incendio controlado por Miedo Ambiente, para evitar ardan los pueblos, rodeados de maleza, porque esta es otra, cuando antes habían cabras, el campo estaba limpio; ahora, sin ganado suelto, como se suelte un fósforo, arde esto como Troya, porque todo es pasto, al no haber pastores. Pues, nada, que nos han invadido las plantas -no hablo de personas, porque eso es harina de otro costal- nada se puede hacer para prevenir las plantas de pafuera; nada se puede hacer para detener el desarrollo de lo que hay, y nada se puede hacer para parar lo que ya es una invasión, dueña y señora de la isla, que cada vez es menos Canaria en todos los sentidos y por todos los lados. Esto ya no se puede controlar, imposible contener o frenar a la naturaleza y con monitores, expertos, botánicos, capataces, ingenieros, y toda esa caterva, que son precisamente los que lo han permitido, no cabe esperar nada, sino el cuento de limpiar barrancos y orillas de las carreteras, fumando con el cigarro en una mano y el móvil en la otra todo el santo día, todos ellos,  a ver cuál más. Y mientras el campo multiplicando su maleza; el campo creciendo en yerbas malas, y la prohibición de tocar nada, porque todo está protegido, menos el pastor y el agricultor, contra quienes cae el peso de la ley (matar una paloma, 6.000 €), podar o segar una retama: 600 € ¡el sueldo de un mes!  Ahora, ponen el grito en el cielo estos toletes, de la administración. Ahora se destaparán con palabras vacías como líneas de estrategias, implementación y financiación, recursos legales y financieros, administraciones coordinadas, información y sistemas, técnicos capacitados y sensibilización, información  y mentalización, y otras leches -la de las tabaibas incluidas-. Seguirán con programas de actuación, con estrategias y control, ¡a buena hora y con luz del día, no te digo! Nada, por mí como si le dan premio a los consejeros del ramo, un tal gaviota o algo parecido del cabildo, que por el otro lado lo mismo; es decir, no ha habido control, no ha habido normativa, y por puerto y aeropuerto, por patera y cayucos, entra aquí todos y de todo, sin control repito; se nos ha llenado esto de todo y de todos; y ahora: ¿qué hacemos? Hoy, unos 200 obreros de Lopesán, van al paro; uno de ellos me dijo, tiene 3 cabras y cien metros cuadrados de tierra detrás de su casa, y él no se muere de hambre; le dije ¡hasta que Miedo Ambiente lo descubra! Pues eso, por mí, que sigan plantando pinos.

Como se puede observar por la fotos, el campo está intransitable; todo protegido, maleza y más maleza, sin agricultura, y sin ganadería, todo está a riesgo de incendios.
C

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