Riego de
tabaibas…
“... soy un pobre
desamparado…” (del salmo 85).
“... carneros y toros... una
multitud de corderos cebados...” (del profeta Daniel 3, 25.
34-43).
“... preste atención al
hambriento... preste atención a su hambre...” (de los sermones de san Pedro
Crisólogo, obispo).
“... la tierra ha dado su
fruto...” (del salmo 66).
“... ovejas de tu rebaño...”
(del salmo 73)..
… ¡Dios, Dios mío! Ya está
bien, no ya que nazcan sin ser plantadas, y que cual plaga todo lo llene, como
para que ahora vengan y las planten, y encima les pongan riego por goteo para
que no se sequen, que por otra parte son plantas que aún sin agua pegan y crecen
frondosas.
Pues, les cuento, que por aquello que de romántico tienen los
cementerios, y porque llamados “campos santos”, uno, cada vez que tiene ocasión,
los visita y hasta rezo un padrenuestro y responso, por las benditas ánimas del
purgatorio y en especial por las de los cuerpos sin vidas que allí se
encuentran, pues, que va uno hacia Mogán, y por la carretera vieja, y se para en
el del Pedrazo, y heme aquí, para mi asombro, que en su entorno, hayan plantado
-símbolo tal vez la muerte- sendas tabaibas, cuyo lugar por lo que significan me
pareció hasta adecuado, pero que encima tuvieran mangueras para el riego por
goteo, como que se pasaron, y ya en el colmo, que ni respeten el campo santo,
cementerio o necrópolis, ¡ya está bien, hombre! ¿Tabaibas en el cementero? ¿Se
las habrá puesto alguien a su madre (o cualquier otro parentesco o amigo?
Sinceramente, ya es una pasada, que las tengamos en todos los campos, y encima
también en los campos santos, como que no, no, no es de recibo. Unos geranios
rojos (símbolo del amor), tal vez como que cuadraban más, pero tabaibas, para
redoblar la muerte, es como cargarse la resurrección, porque las tabaibas solo
llevan muerte, y tal vez por ello, como que pega, pero que ni así. Por favor, a
quien corresponda, haga lo que tiene que hacer. Que vaya uno al cementerio a
ponerle flores a sus muertos, a rezar por ellos o limpiarles la lápida y se
encuentre con las tabaibas allí plantadas y regadas, como para llorar con ganas
si apartándolas uno se pasa la mano por los ojos por secarse alguna lágrima por
el difunto, y que por culpa de las tabaibas te salgan a chorros, y crea
cualquiera que ese derroche de lágrimas sea por el muerto y que diga: ¡no, no es por el difunto, sino por las
malditas tabaibas!, como que ni procede, ni es lo correcto, ni lo que
corresponde, que ya bastante dolor lleva el que se acerca a las tumbas o nichos,
como para que encima tenga que llorar por culpa de las tabaibas y todo se preste
a confusión, como que no, no, no… tabaibas en un cementerio, ¡no! Bueno, ni en
ninguna parte, ¡digo yo!
El Padre
Báez.
---------------------------------------
Un muy bonito correo, con
sugerencias:
Padre
Báez, ¡buenas noches!... siempre leo el tabaibero. Espero que esté bien... yo
todavía con la salud algo floja y no adivinan de qué... si marcho antes que
usted sabe que tiene un padrino en el cielo, aunque sin color amarillo. A ver
cuándo le echo algún piropo a las tabaibas para que las quiten y planten
higueras. Oiga, si descubrieran algo medicinal en ellas, seríamos ricos en
malas leches convertidas en buenas... que siga orando, sembrando y dando
esperanza. Estoy en lo de publicar en (…) el libro. Si necesito orientación se la
pediré. Cuídese y a ver cuándo le visito para tomarnos un café que no tenga
leche tabaiba, ni caigan gotas en los ojos... ¿Se acuerda cuando nos caía alguna
chispa de ella cuando éramos chiquillos? Saludos a (…), a (…) a (…) y a otros
que hace tiempo no veo... (…).
No hay comentarios:
Publicar un comentario